EDITAR UN LIBRO
Era algo complicado pero no imposible. Hacer amistad con jóvenes que tenían que compartir esos días de vacaciones conmigo, con alguien que pasarían unos días y después, sin remedio, se alejaría para un montón de tiempo. Quedarían las direcciones, las primeras cartas y las otras que harían un hueco al olvido pasivo, a la desgana por otros nuevos y presentes acontecimientos en su cotidiana ciudad. Pero… a pesar de ello, permanecerían los recuerdos de unas tardes compartidas entre botellines de “fanta” y risas o, en caso de las amigas, se rescatarían aquellos nobles rostros, aquellas miradas tan cómplices y aquellos impulsos tan secretos y frustrados. Desviados y aceptados en la amistad. La realidad de aquellos sentimientos sofocados que ninguno pudo confesar serían raptados por un vacio en el tiempo y en la oportunidad.
Era algo complicado pero no imposible. Hacer amistad con jóvenes que tenían que compartir esos días de vacaciones conmigo, con alguien que pasarían unos días y después, sin remedio, se alejaría para un montón de tiempo. Quedarían las direcciones, las primeras cartas y las otras que harían un hueco al olvido pasivo, a la desgana por otros nuevos y presentes acontecimientos en su cotidiana ciudad. Pero… a pesar de ello, permanecerían los recuerdos de unas tardes compartidas entre botellines de “fanta” y risas o, en caso de las amigas, se rescatarían aquellos nobles rostros, aquellas miradas tan cómplices y aquellos impulsos tan secretos y frustrados. Desviados y aceptados en la amistad. La realidad de aquellos sentimientos sofocados que ninguno pudo confesar serían raptados por un vacio en el tiempo y en la oportunidad.