¡QUÉ VALLA DE AGUA, DÍA DE PERROS!
He venido de trabajar en autobús. Desde mi lugar de trabajo hasta la parada hay un trecho, lo suficiente como para dejarme calar los huesos; no me ha salvado ni el paraguas.
Ahora, ya en casa, con el paraguas en el rellano escurriéndose no me apetece sentarme a comer; prefiero abrir el correo... ¡Vaya! Tengo algún mensajito de mi pueblo. No sabéis lo que alegra encontrar en la columna eso de: “pueblos de España”. Algunas veces no me avisa de ello. No es porque nadie me haya escrito alguna cosilla ¡qué va! Sucede muy a menudo que, sin ser para un servidor la entrada que hacen otros, me incita al ser aludido. ¡Fantástico! Tengo juego. Las cartas me dan la vez. Y enredo lo que puedo con ánimo de agradar y, por qué no, también de agradecer el que se hayan acordado de mí. No siempre es fácil encontrar elocuencia o acertar en lo que ellos esperan de reacción; entrar por el hueco reflejo por que se metió esa invitación siempre será acertado; pero a mí me gusta complicar un pelín las cosas y sorprender. Y ese porqué al que iba a responder lo procuro transformar en un distraído argumento de entretenimiento pero, no me olvido, tengo presente a los más fieles contertulios que ya he leído y siempre les leo; no importa que un día no les responda porque ellos saben que les aprecio. Tampoco me quiero despedir sin enseñar esos dientes largos y babeantes que me ponen algunos seteros. Mi foro tiene todo eso y, con el tiempo… ¡Amigos! Aquí os espero.
He venido de trabajar en autobús. Desde mi lugar de trabajo hasta la parada hay un trecho, lo suficiente como para dejarme calar los huesos; no me ha salvado ni el paraguas.
Ahora, ya en casa, con el paraguas en el rellano escurriéndose no me apetece sentarme a comer; prefiero abrir el correo... ¡Vaya! Tengo algún mensajito de mi pueblo. No sabéis lo que alegra encontrar en la columna eso de: “pueblos de España”. Algunas veces no me avisa de ello. No es porque nadie me haya escrito alguna cosilla ¡qué va! Sucede muy a menudo que, sin ser para un servidor la entrada que hacen otros, me incita al ser aludido. ¡Fantástico! Tengo juego. Las cartas me dan la vez. Y enredo lo que puedo con ánimo de agradar y, por qué no, también de agradecer el que se hayan acordado de mí. No siempre es fácil encontrar elocuencia o acertar en lo que ellos esperan de reacción; entrar por el hueco reflejo por que se metió esa invitación siempre será acertado; pero a mí me gusta complicar un pelín las cosas y sorprender. Y ese porqué al que iba a responder lo procuro transformar en un distraído argumento de entretenimiento pero, no me olvido, tengo presente a los más fieles contertulios que ya he leído y siempre les leo; no importa que un día no les responda porque ellos saben que les aprecio. Tampoco me quiero despedir sin enseñar esos dientes largos y babeantes que me ponen algunos seteros. Mi foro tiene todo eso y, con el tiempo… ¡Amigos! Aquí os espero.