LAGUNILLA: Muy buenos recuerdos, Manchega.

ALGUACILES

Si! Una vez hubo un hombre, un ser peculiar, imagen entrañable de nuestra niñez con su corneta. No sería el alguacil oficial pero era el “Alguacil” como se dice hoy día, ejerciente en la mayoría de los pregones. Una carraspera de trompetilla en las pequeñas plazuelas, una pausa y la voz de soniquete forzado embocaba las callejuelas anunciando la novedad de cualquier venta o suceso social del pueblo.

En sus tiempos Lagunilla y sus calles gozaban a todas hora de cháchara y conversación, a veces jubilosas otras de porfía, pero siempre con un contagioso alo positivo de sus habitantes.
De don Romero recuerdo su voz socarrona con aire de estar de vuelta de todo, siempre con una respuesta razonada al contertuliano (este hombre fue fiel, como tantos otros en esos años a una cultura de la vida que no se adquiría en las aulas de una escuela, sino en la calle), una persona humilde pero orgullosa de su condición, trabajando duro para sacar adelante su numerosa familia, que como tantas otras, la mayoría de sus miembros terminaros emigrando, algunos a Francia, otros, los más, a capitales del país.
Con su carácter alegre quien no lo recuerda atendiendo con sus hijos un pequeño puesto de golosinas los domingos y días de fiesta, fuese en la plaza o frente al local del “Sordo” en la carretera. Sin las bolas de anís de Romero y tantas otras golosinas, las fiestas hubiesen sido para los niños menos fiestas sin duda!
Valla para él mi recuerdo. La última vez que intercambiamos un saludo fue un mes de agosto (quizás de los últimos que pudo disfrutar en lagunilla) sentado en el poyo, protegido de gorra y pañuelo en la solana, torrándose junto a las alubias de ese sol inclemente de verano. Como queriendo desafiar la inclemencia,,, o no! ¿solamente recibiendo el calor que su viejo esqueleto, otrora joven y vigoroso, podía necesitar?
Un recuerdo por Florentino Romero.
Saludos.

Muy buenos recuerdos, Manchega.