ACADEMIA DE CHORIZOS
Somos, por excelencia, la patria donde más chorizos se hallan. He pateado antros, suburbios; desiertos de poca monta, hervideros de tahúres y, sobre todo, me he relacionado en ámbitos sociales donde, por desgracia, se aplaude al pícaro. El arte de engañar lucrativamente se aprende, se lleva en la sangre; ya desde la cuna, en este pueblo nuestro como en casi todos, impera la astucia, la ventaja sobre los menos avisados. Queremos que nuestros hijos crezcan sanos de maldad pero, en tocando el tema de la astucia, nos duele que, por su bondad, sean las nuevas víctimas.
No tenemos salvación, nuestra alma está maldita.
Somos, por excelencia, la patria donde más chorizos se hallan. He pateado antros, suburbios; desiertos de poca monta, hervideros de tahúres y, sobre todo, me he relacionado en ámbitos sociales donde, por desgracia, se aplaude al pícaro. El arte de engañar lucrativamente se aprende, se lleva en la sangre; ya desde la cuna, en este pueblo nuestro como en casi todos, impera la astucia, la ventaja sobre los menos avisados. Queremos que nuestros hijos crezcan sanos de maldad pero, en tocando el tema de la astucia, nos duele que, por su bondad, sean las nuevas víctimas.
No tenemos salvación, nuestra alma está maldita.