(5) EL QUE A BUEN ÁRBOL SE ARRIMA BUENA SOMBRA LE COBIJA
Cuando pedí la cuenta al señor Roberto se enojó - ¡Mañana mismo te la preparo!- Había un cierto despecho en él. Luego, al día siguiente, ya hubo reflexionado sobre la de veces que le solicité un aumento y se volvió más amable. Quería saber dónde me iba pero no le confesé con precisión el lugar. Simplemente hice ver que era muy cerca de mis padres y que, como ya estaba a punto de dar a luz mi esposa, necesitaría la ayuda de ellos y de mis suegros. La familia es un gran pilar.
Llegó el momento. Los finiquitos estaban sobre la mesa de su gestora (una clienta que prefería comprarme a mí antes que a él).
-Con lo majo que es este hombre ¿Cómo no llegáis a un acuerdo?- Sugirió ella.
- ¡No quiere hablar!- Defendió Roberto. Yo permanecía callado y les sonreí. Si cedo tendré problemas en casa. Con lo contenta que está mi esposa de ir al lado de su madre. Firmé tres pagarés que me extendieron. Al parecer no disponía de todo el dinero que debían darme y lo cobré en tres mensualidades.
Cuando pedí la cuenta al señor Roberto se enojó - ¡Mañana mismo te la preparo!- Había un cierto despecho en él. Luego, al día siguiente, ya hubo reflexionado sobre la de veces que le solicité un aumento y se volvió más amable. Quería saber dónde me iba pero no le confesé con precisión el lugar. Simplemente hice ver que era muy cerca de mis padres y que, como ya estaba a punto de dar a luz mi esposa, necesitaría la ayuda de ellos y de mis suegros. La familia es un gran pilar.
Llegó el momento. Los finiquitos estaban sobre la mesa de su gestora (una clienta que prefería comprarme a mí antes que a él).
-Con lo majo que es este hombre ¿Cómo no llegáis a un acuerdo?- Sugirió ella.
- ¡No quiere hablar!- Defendió Roberto. Yo permanecía callado y les sonreí. Si cedo tendré problemas en casa. Con lo contenta que está mi esposa de ir al lado de su madre. Firmé tres pagarés que me extendieron. Al parecer no disponía de todo el dinero que debían darme y lo cobré en tres mensualidades.