MANERAS DE CASARSE EN O CON UN PUEBLO
Torpeza del ser humano que se compromete hasta la médula. Entregar la vida en pos de una devoción hacia una persona, una familia o una tierra es algo tan común como dejarse guiar de las demandas naturales que reclama nuestro cuerpo, alma u corazón (sentimiento). ¿Quién no cede a ese placer de amar? Saborear tan entrañables momentos a nuestro paso por cada uno de los acontecimientos marcados en nuestro itinerante destino nos despierta y alimenta cada día. Servir es una virtud llena de rituales en la cotidiana senda de la felicidad. Hay quien se niega a tal satisfacción y se cierra así mismo esa dicha. Se hace valedor de una soledad recelosa en la que padece la enfermedad de la autocompasión que siempre niega. Serán otros quienes le salven si acaso se deja.
Al margen de esa existencia contemplativa, quedan medios que le acercan; foros en el que lee preguntas y que a ninguna contesta. ¡Ay silencioso amigo! Cuanto cargas y penas.
Torpeza del ser humano que se compromete hasta la médula. Entregar la vida en pos de una devoción hacia una persona, una familia o una tierra es algo tan común como dejarse guiar de las demandas naturales que reclama nuestro cuerpo, alma u corazón (sentimiento). ¿Quién no cede a ese placer de amar? Saborear tan entrañables momentos a nuestro paso por cada uno de los acontecimientos marcados en nuestro itinerante destino nos despierta y alimenta cada día. Servir es una virtud llena de rituales en la cotidiana senda de la felicidad. Hay quien se niega a tal satisfacción y se cierra así mismo esa dicha. Se hace valedor de una soledad recelosa en la que padece la enfermedad de la autocompasión que siempre niega. Serán otros quienes le salven si acaso se deja.
Al margen de esa existencia contemplativa, quedan medios que le acercan; foros en el que lee preguntas y que a ninguna contesta. ¡Ay silencioso amigo! Cuanto cargas y penas.