-25% solo aquí
Tradicionalmente, en el mundo católico, las bodas se celebraban en las iglesias y el sacerdote, entre otras funciones, te dejaba inscrito en el registro civil de tu pueblo. Con el advenimiento de la democracia en nuestro país, se abrió paso el matrimonio civil que se celebra en juzgdos y ayuntamiento. En todos los casos, el servicio era gratuito -salvo lo que uno quisiera pagar al cura, o pequeñas cantidades que te exigían en la iglesia o en el ayuntamiento- En el futuro, con el proyecto de ley que elaboran -por encargo de Rajoy- los Registradores de la Propiedad -el Presidente del Gobierno y parte de su familia, son parte muy interesada en el cambio- será ante los Registradores de la Propiedad donde se celebraran los matrimonios. Consecuencia, dejaran de ser gratuitos, es decir, será un acto que tendrá su correspondiente tarifa -se habla de 600,00€- que "ayudaran" a equilibrar la economía de estos "humildes" servidores públicos de carácter tan peculiar.
Así pues, los alcaldes de los pueblos verán descargadas sus funciones en beneficio (nunca mejor dicho) de aquellos que, con la crisis de la construcción, han visto menguados sus clientes e ingresos, y de esta forma, los alcaldes de los pueblos tendrán más tiempo para dedicarse a vigilar el agua del depósito, los bienes de interés cultural e histórico, atender los requerimientos del vecino que le dice que está fundida la lámpara de la farola de su puerta, o para desplazarse a la capital para que el Presidente de la Dipu le de muy buenas palabras para las necesidades de su pueblo.
Así pues, como nada permanece estático, las cosas cambian con el tiempo. Y, en este caso, no lo hacen por casualidad o demanda social.
Así pues, los alcaldes de los pueblos verán descargadas sus funciones en beneficio (nunca mejor dicho) de aquellos que, con la crisis de la construcción, han visto menguados sus clientes e ingresos, y de esta forma, los alcaldes de los pueblos tendrán más tiempo para dedicarse a vigilar el agua del depósito, los bienes de interés cultural e histórico, atender los requerimientos del vecino que le dice que está fundida la lámpara de la farola de su puerta, o para desplazarse a la capital para que el Presidente de la Dipu le de muy buenas palabras para las necesidades de su pueblo.
Así pues, como nada permanece estático, las cosas cambian con el tiempo. Y, en este caso, no lo hacen por casualidad o demanda social.
