TRADICIÓN Y FE
El cristiano o cualquier bien nacido que se precie, cuando entramos en estas fechas, adopta una alegría clara; sin tapujos. Son fáciles de identificar e, incluso, justificables. Retorna el sol a nuestras vidas tras varios meses de oscuridad y fríos. El copioso color de la primavera y sus aromas sacuden las tenebrosas sombras de una tristeza tácita, alimentada de pesadumbre propia de encierros y temores al frío. Hoy, tras mi ventana, entran trinos ¡oye, respira! ¿Lo sientes? Es un día divino.
Es curiosa la fe y la tradición. Nos hablan de muerte y resurrección como ese cambio de estaciones que he nombrado. Somos puro estado de ánimo, susceptibles a los estímulos cimbreantes de nuestra razón. Una razón perpetua para justificar lo más sencillo y natural pero que, en nuestra búsqueda de respuestas, nos complicamos en la misma razón. Así nos miramos con recelo al espejo de una verdad monda y la estudiamos, la sometemos a reflexiones que, en pos de darnos más luz, siempre se tiende a ensombrecer de modo impúdico lo sencillo que todo puede ser.
Un abrazo para todos y ¡que sea nuestra! Que sea nuestra esa resurrección a un espíritu de bondad en el que podamos hallarnos felices.
El cristiano o cualquier bien nacido que se precie, cuando entramos en estas fechas, adopta una alegría clara; sin tapujos. Son fáciles de identificar e, incluso, justificables. Retorna el sol a nuestras vidas tras varios meses de oscuridad y fríos. El copioso color de la primavera y sus aromas sacuden las tenebrosas sombras de una tristeza tácita, alimentada de pesadumbre propia de encierros y temores al frío. Hoy, tras mi ventana, entran trinos ¡oye, respira! ¿Lo sientes? Es un día divino.
Es curiosa la fe y la tradición. Nos hablan de muerte y resurrección como ese cambio de estaciones que he nombrado. Somos puro estado de ánimo, susceptibles a los estímulos cimbreantes de nuestra razón. Una razón perpetua para justificar lo más sencillo y natural pero que, en nuestra búsqueda de respuestas, nos complicamos en la misma razón. Así nos miramos con recelo al espejo de una verdad monda y la estudiamos, la sometemos a reflexiones que, en pos de darnos más luz, siempre se tiende a ensombrecer de modo impúdico lo sencillo que todo puede ser.
Un abrazo para todos y ¡que sea nuestra! Que sea nuestra esa resurrección a un espíritu de bondad en el que podamos hallarnos felices.