LAGUNILLA: NUESTRA GENTE...

NUESTRA GENTE

Cuántos paisanos vagan por otros mundos, apellidos nuestros que van sembrando lenguas nuevas y costumbres alejadas de las nuestras. No hace muchos días que volví de Francia. Una visita relámpago para abrazar a mi hermana. Allá, sobre una silla de ruedas, sentía ella añoranzas de España, de la nuestra España; de esa casa colgada en la pendiente de calle Cantón, abrigada por las paredes del palacio; de la que tantos recuerdos guarda. Y hoy no puede volver. Si acaso son los hijos o el marido quienes hacen una escapada y, en su regreso, la consuelan con presentes traídos de ese anhelante pueblo que nunca borra del alma.
Un fiel marido la cuida, de la residencia la saca cuando puede para que disfrute a sus nietos e hijos mientras la salud no le falla. Y este buen hombre, valiente en su cometido; le guisa y alimenta acercando la cuchara a esa boca dependiente de la ayuda que con tanto amor el hombre trata. Ahí estaba un servidor testigo para contarlo y para tomar los datos de una familia que vivió en El Pasil y salieron de su casa. Hijo este señor de José Garrido Blanco y Demetria Martín Sánchez; conocido Poli para todos. Contaba de sus hermanos que Maxi se quedó en Burdeos con su esposa Paquita, su hermana Casimira en Vigo; Ramón en Jijón. Y más cerca del pueblo Magdalena que fijó su residencia en Béjar. En Lagunilla queda María Dolores (viuda de Víctor “Cantalero”) y Victoria (la de Benjamín). Es bonito comprobar hasta dónde llega nuestra gente por estos mundos sin olvidarse jamás de ese rinconcito serrano del que tuvieron que partir. Triste decisión y obligada por necesidad.