DATOS DE LA ESPECIE
- Longevidad: En cautividad puede vivir más de 16 años (Jones, 1982) aunque lo normal es que no supere los 10 en libertad, aun cuando excepcionalmente puede llegar a los 13 años de vida en libertad. El 50 % de los tejones mueren antes de alcanzar los dos años (D. Macdonald, 2003). La observación de los cadáveres de los machos puede determinar la edad por el examen del básculo. (Castells y Mayo, 1993).
- Celo: El acoplamiento ocurre principalmente entre comienzos de primavera y final de verano. Durante el acoplamiento el macho suele morder en el cuello a la hembra. La cópula puede durar de 2 a 90 minutos y se estima que solo las cópulas de más de 10 minutos fecundan a la hembra. El tejón dispone de una implantación retardada, es decir, que la hembra puede guardar el óvulo fecundado varios meses. El desarrollo del zygote puede detenerse hasta 10 meses, en que las condiciones ambientales (longitud y temperatura del día) son apropiadas para la implantación en el útero.
- Gestación. La gestación dura unos 65 días semanas después de la implantación, del óvulo en el útero (implantación diferida) lo que puede retrasarse voluntariamente hasta 10 meses.
- Época de parto La mayoría de los nacimientos ocurren entre febrero y marzo.
- Parto: Los partos suelen ser de 2 a 6 individuos (generalmente 3 ó 4). Los nacidos miden de 12 a 15 cms., sin incluir la cola y están cubiertos de un pelo blanquecino del que destaca un pigmento oscuro en la cabeza, que luego serán las características bandas negras. Abren los ojos después de 1 mes. A las 9-10 semanas salen a la superficie. Cuando ya no se amamantan todos los jóvenes permanecen agrupados en una misma dependencia, conocida como litera o cuna.
- Duración de la lactancia: Unos tres meses. Mientras dura la lactancia la madre permanece largos períodos junto a las crías. El macho no se ocupa de las crías.
- Madurez sexual. La madurez sexual tanto de los machos como de las hembras se alcanza a los 12 meses de la edad (Ahnlund, 1980). La dispersión puede ocurrir aun siendo joven el animal, con tan solo 7 u 8 meses, aun cuando generalmente se retrasan, y muchos tejones (particularmente las hembras) nunca dejan a sus padres y permanecen en la misma tejonera subordinados a ellos.
- Alimentación. Los tejones comen de una variedad muy amplia de alimentos, por lo que se consideran como omnívoros. Así se alimentan de insectos, particularmente abejas y miel, de donde proviene su nombre latino de Meles (miel en latín), de otros invertebrados, de mamíferos, de reptiles pequeños, maíz, frutas y plantas, en general, sin desdeñar la carroña. Acertadamente ha sido definido como “el más vegetariano de los carnívoros”. En las Islas Británicas y Norte de Europa el componente básico de su dieta son las lombrices y gusanos, mientras que en Europa meridional los tejones comen sobre todo insectos, lombrices, fruta y cereales. Muy raramente entra en corrales o establos por su miedo al hombre.
- Hábitats. En la península se puede localizar en una generalidad de hábitat, que van desde la zona semiáridas del Sudeste hasta zonas de alta montaña. Aun cuando el hábitat preferidos es el de las estribaciones montañosas, con cierta cobertura vegetal combinado con pastizales amplios, donde puede encontrar lombrices de tierra, insectos y frutos. La presencia de ganado (especialmente vacuno) también se ha descrito como beneficiosa para la especie. Otro aspecto clave para su presencia es la existencia de terrenos apto para excavar las tejoneras.
- Huellas. Habitualmente marca los 5 dedos con sus uñas. Las huellas delanteras, incluidas las uñas pueden medir 8 x 5 cm y las traseras 7 x 4 cm. En los ejemplares jóvenes no se marcan las uñas, aun cuando si tiene la huella la misma fisonomía plantar que el adulto. Cuando el animal camina al paso, la huella anterior y posterior prácticamente coinciden, con una distancia de avance de unos 50 cms; cuando corre se produce un adelantamiento relativo de la huella del pie posterior sobre el anterior siendo la distancia de avance de 70-80 cms (J. L. Rodríguez, 1993).
- Excrementos: Muy característicos. Suele depositar los excrementos en un pequeño agujero en el suelo, de aproximadamente unos 10 cm de profundidad. Normalmente son cilíndricos y cortos, pero pueden encontrarse blandos y su coloración puede ser variable, dependiendo del alimento consumido. Es habitual encontrar letrinas a la salida de la tejonera, o por la boca que más usa para entrar o salir. También pueden depositarse excrementos sobre piedras a modo de marcas territorialitas en el perímetro de su zona de influencia.
- Otros rastros. Son inconfundibles las llamadas tejoneras, los lugares en que se refugian y viven los tejones, aunque pueden presentar algunas confusión con las zorreras, pero el olor de estas últimas y limpieza de las tejoneras a diferencia de las zorreras, las hace fácilmente diferenciables. Otro rastro muy característico es el relativo a la forma de hozar, que es similar a la de un jabalí, pero el surco es más pequeño en el tejón y más largo. El tejón también tiene la costumbre de afilar sus poderosas uñas en los troncos de los árboles, dejando la señal de esta costumbre en la base de los troncos de los árboles. El tejón además de afilarse las uñas, se restriega el cuerpo en árboles, rocas, etc., dejando sus inconfundibles pelos en el lugar. Las sendas de paso son anchas y carecen de vegetación en el recorrido, aun cuando para el observador medio pueden confundirse con simples veredas humanas, por lo que hay que prestar atención a la presencia de huellas confirmatorias.
- Dimorfismo sexual: No es apreciable a simple vista aunque el macho suele ser de mayor tamaño que la hembra, si bien autores como Adolf y Karl Müller (1958) señalan que es posible diferenciar a la hembra adulta del macho visualmente, indicando que la hembra tiene la figura más estilizada mientras que el macho es más rechoncho y corpulento, además indican que la coloración de uno y otro es ligeramente variable, así mientras que el blanco de la hembras es más puro, en el macho suele presentar mayores manchas. También se ha indicado que los machos suelen tener la cola más fina y blanca (Castells y Mayo, 1993). Los genitales raramente suelen observarse en el campo por las escasas evidencias de los sacos escrotales de los machos.
- Enemigos naturales Los grandes carnívoros como el oso, lobo o lince. El zorro, gato montés y gineta predan sobre los ejemplares jóvenes, al igual que las grandes rapaces nocturnas y diurnas.
- Principales problemáticas: Al ocasionar los tejones daños en las cosechas, fundamentalmente en el maíz y cereales, así como en las colmenas, jardines y terrenos de cultivo, han sido tradicionalmente perseguidos por los campesinos y apicultores, que han visto en él un enemigo. La caza de la especie para comer su carne o aprovechar su pelo para confeccionar unas típicas brochas de afeitar es otro de los peligros a los que se ha visto históricamente sometida la especie. Una cuestión con cierta preocupación es la preservación de las tejoneras o setts históricos, puesto que algunas de estas construcciones tienen siglos de antigüedad constituyendo auténticas fortalezas subterráneas, ante las que debe de anteponerse el criterio de su conservación, frente a los intereses inmobiliarios o los relacionados con el acondicionamiento de grandes infraestructuras, sus principales enemigos, y que en la generalidad de los casos obvian en sus proyectos la presencia de tejoneras en sus trazados.
- Longevidad: En cautividad puede vivir más de 16 años (Jones, 1982) aunque lo normal es que no supere los 10 en libertad, aun cuando excepcionalmente puede llegar a los 13 años de vida en libertad. El 50 % de los tejones mueren antes de alcanzar los dos años (D. Macdonald, 2003). La observación de los cadáveres de los machos puede determinar la edad por el examen del básculo. (Castells y Mayo, 1993).
- Celo: El acoplamiento ocurre principalmente entre comienzos de primavera y final de verano. Durante el acoplamiento el macho suele morder en el cuello a la hembra. La cópula puede durar de 2 a 90 minutos y se estima que solo las cópulas de más de 10 minutos fecundan a la hembra. El tejón dispone de una implantación retardada, es decir, que la hembra puede guardar el óvulo fecundado varios meses. El desarrollo del zygote puede detenerse hasta 10 meses, en que las condiciones ambientales (longitud y temperatura del día) son apropiadas para la implantación en el útero.
- Gestación. La gestación dura unos 65 días semanas después de la implantación, del óvulo en el útero (implantación diferida) lo que puede retrasarse voluntariamente hasta 10 meses.
- Época de parto La mayoría de los nacimientos ocurren entre febrero y marzo.
- Parto: Los partos suelen ser de 2 a 6 individuos (generalmente 3 ó 4). Los nacidos miden de 12 a 15 cms., sin incluir la cola y están cubiertos de un pelo blanquecino del que destaca un pigmento oscuro en la cabeza, que luego serán las características bandas negras. Abren los ojos después de 1 mes. A las 9-10 semanas salen a la superficie. Cuando ya no se amamantan todos los jóvenes permanecen agrupados en una misma dependencia, conocida como litera o cuna.
- Duración de la lactancia: Unos tres meses. Mientras dura la lactancia la madre permanece largos períodos junto a las crías. El macho no se ocupa de las crías.
- Madurez sexual. La madurez sexual tanto de los machos como de las hembras se alcanza a los 12 meses de la edad (Ahnlund, 1980). La dispersión puede ocurrir aun siendo joven el animal, con tan solo 7 u 8 meses, aun cuando generalmente se retrasan, y muchos tejones (particularmente las hembras) nunca dejan a sus padres y permanecen en la misma tejonera subordinados a ellos.
- Alimentación. Los tejones comen de una variedad muy amplia de alimentos, por lo que se consideran como omnívoros. Así se alimentan de insectos, particularmente abejas y miel, de donde proviene su nombre latino de Meles (miel en latín), de otros invertebrados, de mamíferos, de reptiles pequeños, maíz, frutas y plantas, en general, sin desdeñar la carroña. Acertadamente ha sido definido como “el más vegetariano de los carnívoros”. En las Islas Británicas y Norte de Europa el componente básico de su dieta son las lombrices y gusanos, mientras que en Europa meridional los tejones comen sobre todo insectos, lombrices, fruta y cereales. Muy raramente entra en corrales o establos por su miedo al hombre.
- Hábitats. En la península se puede localizar en una generalidad de hábitat, que van desde la zona semiáridas del Sudeste hasta zonas de alta montaña. Aun cuando el hábitat preferidos es el de las estribaciones montañosas, con cierta cobertura vegetal combinado con pastizales amplios, donde puede encontrar lombrices de tierra, insectos y frutos. La presencia de ganado (especialmente vacuno) también se ha descrito como beneficiosa para la especie. Otro aspecto clave para su presencia es la existencia de terrenos apto para excavar las tejoneras.
- Huellas. Habitualmente marca los 5 dedos con sus uñas. Las huellas delanteras, incluidas las uñas pueden medir 8 x 5 cm y las traseras 7 x 4 cm. En los ejemplares jóvenes no se marcan las uñas, aun cuando si tiene la huella la misma fisonomía plantar que el adulto. Cuando el animal camina al paso, la huella anterior y posterior prácticamente coinciden, con una distancia de avance de unos 50 cms; cuando corre se produce un adelantamiento relativo de la huella del pie posterior sobre el anterior siendo la distancia de avance de 70-80 cms (J. L. Rodríguez, 1993).
- Excrementos: Muy característicos. Suele depositar los excrementos en un pequeño agujero en el suelo, de aproximadamente unos 10 cm de profundidad. Normalmente son cilíndricos y cortos, pero pueden encontrarse blandos y su coloración puede ser variable, dependiendo del alimento consumido. Es habitual encontrar letrinas a la salida de la tejonera, o por la boca que más usa para entrar o salir. También pueden depositarse excrementos sobre piedras a modo de marcas territorialitas en el perímetro de su zona de influencia.
- Otros rastros. Son inconfundibles las llamadas tejoneras, los lugares en que se refugian y viven los tejones, aunque pueden presentar algunas confusión con las zorreras, pero el olor de estas últimas y limpieza de las tejoneras a diferencia de las zorreras, las hace fácilmente diferenciables. Otro rastro muy característico es el relativo a la forma de hozar, que es similar a la de un jabalí, pero el surco es más pequeño en el tejón y más largo. El tejón también tiene la costumbre de afilar sus poderosas uñas en los troncos de los árboles, dejando la señal de esta costumbre en la base de los troncos de los árboles. El tejón además de afilarse las uñas, se restriega el cuerpo en árboles, rocas, etc., dejando sus inconfundibles pelos en el lugar. Las sendas de paso son anchas y carecen de vegetación en el recorrido, aun cuando para el observador medio pueden confundirse con simples veredas humanas, por lo que hay que prestar atención a la presencia de huellas confirmatorias.
- Dimorfismo sexual: No es apreciable a simple vista aunque el macho suele ser de mayor tamaño que la hembra, si bien autores como Adolf y Karl Müller (1958) señalan que es posible diferenciar a la hembra adulta del macho visualmente, indicando que la hembra tiene la figura más estilizada mientras que el macho es más rechoncho y corpulento, además indican que la coloración de uno y otro es ligeramente variable, así mientras que el blanco de la hembras es más puro, en el macho suele presentar mayores manchas. También se ha indicado que los machos suelen tener la cola más fina y blanca (Castells y Mayo, 1993). Los genitales raramente suelen observarse en el campo por las escasas evidencias de los sacos escrotales de los machos.
- Enemigos naturales Los grandes carnívoros como el oso, lobo o lince. El zorro, gato montés y gineta predan sobre los ejemplares jóvenes, al igual que las grandes rapaces nocturnas y diurnas.
- Principales problemáticas: Al ocasionar los tejones daños en las cosechas, fundamentalmente en el maíz y cereales, así como en las colmenas, jardines y terrenos de cultivo, han sido tradicionalmente perseguidos por los campesinos y apicultores, que han visto en él un enemigo. La caza de la especie para comer su carne o aprovechar su pelo para confeccionar unas típicas brochas de afeitar es otro de los peligros a los que se ha visto históricamente sometida la especie. Una cuestión con cierta preocupación es la preservación de las tejoneras o setts históricos, puesto que algunas de estas construcciones tienen siglos de antigüedad constituyendo auténticas fortalezas subterráneas, ante las que debe de anteponerse el criterio de su conservación, frente a los intereses inmobiliarios o los relacionados con el acondicionamiento de grandes infraestructuras, sus principales enemigos, y que en la generalidad de los casos obvian en sus proyectos la presencia de tejoneras en sus trazados.