INFANCIA Y AMIGOS
¡Qué lástima perder aquellos momentos! Y, a pesar de todo, siempre queda algo que nos une con una complicidad secreta. Son cosas y vivencias, un recorrido de experiencias compartidas y enriquecedoras las que dieron origen a nuestro carácter y particular forma de ser. Aunque en el tiempo nos vemos separados persiste entre ambos la confianza de ese afecto imperecedero que nos refresca y hermana en cuanto nos vemos.
Ya cada uno de nosotros se halla atado a sus responsabilidades de tal manera que no volverán a darse las aventuras de antaño, ni nuestras maneras serán las mismas; pero ahí estamos… amigos de por vidada.
¡Qué lástima perder aquellos momentos! Y, a pesar de todo, siempre queda algo que nos une con una complicidad secreta. Son cosas y vivencias, un recorrido de experiencias compartidas y enriquecedoras las que dieron origen a nuestro carácter y particular forma de ser. Aunque en el tiempo nos vemos separados persiste entre ambos la confianza de ese afecto imperecedero que nos refresca y hermana en cuanto nos vemos.
Ya cada uno de nosotros se halla atado a sus responsabilidades de tal manera que no volverán a darse las aventuras de antaño, ni nuestras maneras serán las mismas; pero ahí estamos… amigos de por vidada.