VACACIONES EN SALAMANCA (primera parte)
Ayer me invitaron a ir a la piscina. No quise. Me dolían las piernas un horror y preferí recuperarme tumbado en el sofá mientras veía las reiteradas películas del televisor. Mi consorte se fue sola. La persiana bajada para librarme del sol que daba sobre mi cabeza cuando llegaba el ocaso de su recorrido y se disponía a tomar el oeste me daba sueño. Un sueño interrumpido por intervalos de dolor que, bien pudiera hacerse confundir con dormitar, me acompañó hasta caer abatido ¡Qué decrépito estoy!
Unas horas más tarde vuelve del baño y no estoy consciente. Me hallo en un profundo abismo del cojín que suspende mi cabeza sin apartarme de imaginaria salud. Una salud que roba toda voluntad y esfuerzo cada vez que pretendo elevar las pestañas para regresar a la vida real.
Ayer me invitaron a ir a la piscina. No quise. Me dolían las piernas un horror y preferí recuperarme tumbado en el sofá mientras veía las reiteradas películas del televisor. Mi consorte se fue sola. La persiana bajada para librarme del sol que daba sobre mi cabeza cuando llegaba el ocaso de su recorrido y se disponía a tomar el oeste me daba sueño. Un sueño interrumpido por intervalos de dolor que, bien pudiera hacerse confundir con dormitar, me acompañó hasta caer abatido ¡Qué decrépito estoy!
Unas horas más tarde vuelve del baño y no estoy consciente. Me hallo en un profundo abismo del cojín que suspende mi cabeza sin apartarme de imaginaria salud. Una salud que roba toda voluntad y esfuerzo cada vez que pretendo elevar las pestañas para regresar a la vida real.
¡Ja, ja, ja! Me has hecho reír Pedro. Vaya manera de explicarnos que te cascaste una buena siesta. Espero que te hayas recuperado.