LAGUNILLA: Pedro yo pienso que el problema tuyo es que te has...

VACACIONES EN SALAMANCA (primera parte)

Ayer me invitaron a ir a la piscina. No quise. Me dolían las piernas un horror y preferí recuperarme tumbado en el sofá mientras veía las reiteradas películas del televisor. Mi consorte se fue sola. La persiana bajada para librarme del sol que daba sobre mi cabeza cuando llegaba el ocaso de su recorrido y se disponía a tomar el oeste me daba sueño. Un sueño interrumpido por intervalos de dolor que, bien pudiera hacerse confundir con dormitar, me acompañó hasta caer abatido ¡Qué decrépito estoy!

Unas horas más tarde vuelve del baño y no estoy consciente. Me hallo en un profundo abismo del cojín que suspende mi cabeza sin apartarme de imaginaria salud. Una salud que roba toda voluntad y esfuerzo cada vez que pretendo elevar las pestañas para regresar a la vida real.

¡Ja, ja, ja! Me has hecho reír Pedro. Vaya manera de explicarnos que te cascaste una buena siesta. Espero que te hayas recuperado.

Me alegra saber que os distrae y disfrutáis con mis cosillas. Ya que no nos vemos ni echamos unos vinos juntos, al menos... ¡Qué mejor que unas risas! Aún sigo algo tocado Miguel. Estos huesos míos ya se dan por vencidos y, pese al terror intenso que me da ser operado; me temo que no tardaré en considerarlo. Saludos.

Pedro yo pienso que el problema tuyo es que te has quedado en los 20 añitos, y los huesos habran cumplido unos cincuenta y tantos (jajajaja.) cuanto te gustaría pillar esos años. Por lo que te leo estas como un toro, (trabajas, escribes, viajas y muchas cosas mas que no nos cuentas) No pienses en operación, y tomate unas merecidas vacaciones y veras como no tienes que pasar por ningún quirófano. Un beso
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
¡Queridísima amiga! Agradecido estoy de ese concepto que, por cierto, visto en mi jovial proceder parece que has acertado. Tengo el corazón tan guerrero que me cuesta admitir el resto del cuerpo ya vencido; abatido por el castigo que le dio mi juventud. Pero se acabaron esas locuras en el que lo ponía al desdichado en los límites. Ahora intento acompasar su ritmo y ceñirme a la realidad, pese a los inconvenientes propios de la necesidad obligada que las responsabilidades imponen. Y es sobre todo ... (ver texto completo)