REFRANES INÉDITOS
“Si comes bien, meas lejos y te pees fuerte; engañaras a la muerte.”
Lo he oído así: vulgar y grotesco. Fue el señor Iriarte a la puerta de casa. Se pasa horas sentado y fumando en una silla al umbral de la entrada de su garaje. Se aburre en su jubilación fuera de la temporada de caza y, entre tanto, saca a pasear los canes que cría para venta.
- ¡Mira Pedro! Yo cada día meo más lejos. Antes me meaba los zapatos y ya he llegado hasta las rodillas.- Siempre tiene algo que contar. Cuando Dios lo llame, tiene claro su epitafio: “Aquí me veo por no tirarme tres peos”.
“Si comes bien, meas lejos y te pees fuerte; engañaras a la muerte.”
Lo he oído así: vulgar y grotesco. Fue el señor Iriarte a la puerta de casa. Se pasa horas sentado y fumando en una silla al umbral de la entrada de su garaje. Se aburre en su jubilación fuera de la temporada de caza y, entre tanto, saca a pasear los canes que cría para venta.
- ¡Mira Pedro! Yo cada día meo más lejos. Antes me meaba los zapatos y ya he llegado hasta las rodillas.- Siempre tiene algo que contar. Cuando Dios lo llame, tiene claro su epitafio: “Aquí me veo por no tirarme tres peos”.