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VACACIONES EN SALAMANCA (quinta parte)
Cuando miro mi coche dudo. Con tantas manos que lo usan esta marcado de roces y abolladuras, pinturas ajenas que cogimos o nos dejaron en alguna que otra mala maniobra. Ya nadie deja el parte. La codicia de no perder esa gratificación que otorgan los seguros solo les beneficia a ellos. Nosotros somos los paganos de una astucia empresarial, nos transmitimos la miseria de perjudicarnos por la falta de honestidad mientras estas entidades aseguradoras se ríen de nosotros ahorrándose unos cuartos. Nos hemos vuelto imbéciles de pura voluntad. Los malos somos nosotros porque con el ánimo de tener ese desgrave en nuestra cuota anual perdemos más que ganamos ¿Para qué puñetas pagamos el seguro? Debemos hacer un examen de conciencia sobre este caso y recuperar aquel estatus de caballeros que tanto humanizaba y nos resolvía. Estas míseras mañas no dan el servicio que hemos esperado de nuestros seguros y nos envilece la sociedad.
Cuando miro mi coche dudo. Con tantas manos que lo usan esta marcado de roces y abolladuras, pinturas ajenas que cogimos o nos dejaron en alguna que otra mala maniobra. Ya nadie deja el parte. La codicia de no perder esa gratificación que otorgan los seguros solo les beneficia a ellos. Nosotros somos los paganos de una astucia empresarial, nos transmitimos la miseria de perjudicarnos por la falta de honestidad mientras estas entidades aseguradoras se ríen de nosotros ahorrándose unos cuartos. Nos hemos vuelto imbéciles de pura voluntad. Los malos somos nosotros porque con el ánimo de tener ese desgrave en nuestra cuota anual perdemos más que ganamos ¿Para qué puñetas pagamos el seguro? Debemos hacer un examen de conciencia sobre este caso y recuperar aquel estatus de caballeros que tanto humanizaba y nos resolvía. Estas míseras mañas no dan el servicio que hemos esperado de nuestros seguros y nos envilece la sociedad.