RENOVARSE
Cuando nos hacemos viejos parece que ya no pertenecemos al entorno que nos rodea, que somos una pieza sobrante y que ya somos prescindibles. Una reserva nueva que se va quedando encallada en el pasado para dar testimonio de lo que fue el inicio de la era que nos sucede o precede. Hemos perdido el protagonismo del guía indiscutible y debemos encajar nuestra sabiduría en huecos sueltos de la experiencia mientras nos ubican e integran a los ritmos que marcan los resurgentes roles sociales. Cuesta entender que todo vibra y se mueve con elementos y materias distintas hasta que abres los ojos a una realidad patente y descubres lo que nunca quisiste admitir: las calles no son las mismas y los útiles (herramientas y formas) tal sus gentes, pese al gran parecido, se conducen por otros vicios totalmente ajenos a los valores que nos dejaron nuestro tiempo atrás. Pero… ¡En qué nos hemos equivocado! Si esto es el fruto de nuestro esfuerzo, si hemos sido las bases de esta nueva sociedad; donde está aquella humanidad presumible si la hubo alguna vez ¿Por qué se ha hundido en el fango de la codicia el celo del servicial y la vocación de algunos profesionales ha dejado de ser cabal?
Cuando nos hacemos viejos parece que ya no pertenecemos al entorno que nos rodea, que somos una pieza sobrante y que ya somos prescindibles. Una reserva nueva que se va quedando encallada en el pasado para dar testimonio de lo que fue el inicio de la era que nos sucede o precede. Hemos perdido el protagonismo del guía indiscutible y debemos encajar nuestra sabiduría en huecos sueltos de la experiencia mientras nos ubican e integran a los ritmos que marcan los resurgentes roles sociales. Cuesta entender que todo vibra y se mueve con elementos y materias distintas hasta que abres los ojos a una realidad patente y descubres lo que nunca quisiste admitir: las calles no son las mismas y los útiles (herramientas y formas) tal sus gentes, pese al gran parecido, se conducen por otros vicios totalmente ajenos a los valores que nos dejaron nuestro tiempo atrás. Pero… ¡En qué nos hemos equivocado! Si esto es el fruto de nuestro esfuerzo, si hemos sido las bases de esta nueva sociedad; donde está aquella humanidad presumible si la hubo alguna vez ¿Por qué se ha hundido en el fango de la codicia el celo del servicial y la vocación de algunos profesionales ha dejado de ser cabal?