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LAGUNILLA: La sociedad necesita distracciones para hacer más amena...

CARNAVAL

Desde tiempos que no me disfrazo, ni me arrimo a estos festejos; la última vez que lo hice fue en noche vieja unos años atrás. No es que no me guste. Todo lo contrario. En mi tienda se propuso disfrazarse en carnaval y se organizó unas horas para niños que fueron con sus padres al evento. Repartimos degustaciones de queso y tapas de salmón con queso (una especie de canapés) acompañados de sidra y refrescos; toda una llamada comercial a la que respondieron con unas compras que, seguramente, de ninguna necesidad pero cumplieron con el efecto esperado por nuestra parte. Hoy más que nunca se busca la manera de provocar el consumo.

Los carnavales y mojigangas (enmascaramientos representativos de animales), juntamente con la fiesta de los toros, las ferias, las romerías, las procesiones y otras muestras de religiosidad “supersticiosa” era considerada por los Ilustrados españoles (Siglo XVIII, siglo de la Razón, de las Luces, etc.), como las manifestaciones más perniciosas de la cultura popular española de la época.

La sociedad necesita distracciones para hacer más amena la vida, son estímulos que enriquecen nuestra existencia pese a estar vinculados al entorno de un derroche irracional; estas celebraciones elevan nuestra creatividad y permite la relación entre los humanos para bien o para mal. Somos seres que necesitamos compañía y temerosos de la soledad.
¡Feliz día del padre!