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[La misa]
ME GUSTA EL DOMINGO
He perdido aquellos años maravillosos de juventud y plena condición física, la que me hacía levantarme ilusionado pese a madrugar tal día como hoy sin el apego a la cama; sabiendo que no me ataba ninguna responsabilidad que cumplir. Gustaba coger el pan temprano, en cuanto habría la panadería; los avíos para salir de excursión cuanto antes. Llenar la mochila de bocatas y refrescantes bebidas antes de que partiera el autobús hacia la montaña que tocaba alcanzar. Una travesía desde algún novedoso pueblo de sierra que iríamos dejando atrás tras bajar del autocar; mientras sinuosamente desapareceriamos tomando quebradas lomas y buscando el mejor acceso en una larga travesía que alcanzaría la cima ¡Qué hermosos recuerdos! Así consumía el día.
Otros domingos. Hubo, aún en mi recuerdo, festivos que compartí en familia; los que tocaba madrugar también. La afición al deporte lo exige. Sorteados frontones que recibían más visitas que las catedrales desde muy temprano, manomanistas de pelota disputándose los horarios; paredones que distinguen a un pueblo de ser bueno o malo según las prestaciones de su cancha. Me viene a la memoria el gran apego a los partidos a veintiuna que disputamos a los gitanos, la bota de vino fresca y la hinchazón de las manos; los almuerzos restituyendo las fuerzas una vez ya terminado. Calderetas de habas con su cola de cerdo eran hervidas junto al río u codillos de jamón con tomate y ajo. Un festín que no respetaba inviernos nevados.
¡Cuántos domingos añoro! Tan distintos a estos que voy pasando.
Feliz domingo paisanos..
ME GUSTA EL DOMINGO
He perdido aquellos años maravillosos de juventud y plena condición física, la que me hacía levantarme ilusionado pese a madrugar tal día como hoy sin el apego a la cama; sabiendo que no me ataba ninguna responsabilidad que cumplir. Gustaba coger el pan temprano, en cuanto habría la panadería; los avíos para salir de excursión cuanto antes. Llenar la mochila de bocatas y refrescantes bebidas antes de que partiera el autobús hacia la montaña que tocaba alcanzar. Una travesía desde algún novedoso pueblo de sierra que iríamos dejando atrás tras bajar del autocar; mientras sinuosamente desapareceriamos tomando quebradas lomas y buscando el mejor acceso en una larga travesía que alcanzaría la cima ¡Qué hermosos recuerdos! Así consumía el día.
Otros domingos. Hubo, aún en mi recuerdo, festivos que compartí en familia; los que tocaba madrugar también. La afición al deporte lo exige. Sorteados frontones que recibían más visitas que las catedrales desde muy temprano, manomanistas de pelota disputándose los horarios; paredones que distinguen a un pueblo de ser bueno o malo según las prestaciones de su cancha. Me viene a la memoria el gran apego a los partidos a veintiuna que disputamos a los gitanos, la bota de vino fresca y la hinchazón de las manos; los almuerzos restituyendo las fuerzas una vez ya terminado. Calderetas de habas con su cola de cerdo eran hervidas junto al río u codillos de jamón con tomate y ajo. Un festín que no respetaba inviernos nevados.
¡Cuántos domingos añoro! Tan distintos a estos que voy pasando.
Feliz domingo paisanos..