En 1956 la televisión española comenzó a emitir con regularidad. A Lagunilla, como a toda la provincia de Salamanca, Cáceres y parte de Ávila, las emisiones llegaban a través de la antena ubicada en la Peña de Francia a más de 1700 metros de altura.
Recuerdo cuando era niño y en Lagunilla queríamos ver la televisión los sábados o domingos, íbamos a casa de una tía de mi madre que se llamaba Juana, era hermana de mi abuela Valentina, y estaba casada con Antonio (entonces juez del pueblo). Allí pasábamos un buen rato viendo los programas infantiles de la tarde, aunque la mayor parte de las veces la emisión se veía con interferencias, una veces por tormentas, otras por el calor, otras por el viento, la cuestión es que llegaban las imágenes con cierta precariedad, pero era la única forma de ver algo de televisión.
Las antenas en las casas se orientaban a la Peña de Francia y cualquier deficiencia en las alturas de la sierra repercutía en las escasas televisiones existentes en el pueblo y, por si fuera poco, no existía la posibilidad de orientar las antenas en otra dirección. No existían parabólicas ni satélites y la antena de la Bola del Mundo en Navcerrada quedaba lejos y las señales chocaban con las montañas de la Sierra de Béjar. Solo había una cadena y era en blanco y negro; años más tarde se empezó a emitir en UHF y la recepción algo mejoró.
¿Quién no se acuerda de aquellos primeros años de la televisión?
Recuerdo cuando era niño y en Lagunilla queríamos ver la televisión los sábados o domingos, íbamos a casa de una tía de mi madre que se llamaba Juana, era hermana de mi abuela Valentina, y estaba casada con Antonio (entonces juez del pueblo). Allí pasábamos un buen rato viendo los programas infantiles de la tarde, aunque la mayor parte de las veces la emisión se veía con interferencias, una veces por tormentas, otras por el calor, otras por el viento, la cuestión es que llegaban las imágenes con cierta precariedad, pero era la única forma de ver algo de televisión.
Las antenas en las casas se orientaban a la Peña de Francia y cualquier deficiencia en las alturas de la sierra repercutía en las escasas televisiones existentes en el pueblo y, por si fuera poco, no existía la posibilidad de orientar las antenas en otra dirección. No existían parabólicas ni satélites y la antena de la Bola del Mundo en Navcerrada quedaba lejos y las señales chocaban con las montañas de la Sierra de Béjar. Solo había una cadena y era en blanco y negro; años más tarde se empezó a emitir en UHF y la recepción algo mejoró.
¿Quién no se acuerda de aquellos primeros años de la televisión?