no sabia de toda esta vivencia de mi abuelo. de no haber sido tu pasión por saber de su vida lo desconocería. gracias
Sebas, nuestro abuelo era una persona inteligente, con buena memoria, trabajador infatigable, honrado (que mereció la confianza de sus convecinos y de personas con relevancia en Lagunilla), cumplidor de sus deberes, muy sociable con todo el mundo. Cuando, siendo pequeño, lo acompañaba a buscar agua a cualquiera de las fuentes del pueblo o a las diferentes fincas que tenía, a todo el mundo saludaba y todos le preguntaban como estaba, donde iba y de quien era el nieto que junto a él marchaba.
Sacó adelante a tres hijos varones y dos mujeres, todos ellos trabajadores también. Hay gentes más mayores que yo, que trataron y conocieron a los abuelos y a sus hijos; todos ellos me han hablado muy positivamente de nuestros abuelos y sus hijos: de lo sociables que eran, lo trabajadores, cariñosos, respetuosos y unidos que estaban. Los abuelos dieron cariño a sus hijos y éstos siempre estuvieron unidos; también sus nietos desparramados por el mapa, sobre todo los de más o menos mi edad (con los que más he compartido) siempre nos hemos querido y sentido como partes de un mismo conjunto: una familia.
Las circunstancias, huérfano muy joven, el menor de un montón de hermanos y con las pocas posibilidades que ofrecía nuestra tierra, optó por emigrar como ya habían hecho otros 4 de sus hermanos. Ellos fueron a Argentina, él a Cuba y después a Estados Unidos, pero acabó regresando y formar una familia con la abuela.
Tu que eres más joven, seguramente de la abuela tendrás menos recuerdos, si llegaste a conocerla ya sería bastante mayor –pues nos dejó pronto-; en cambio, el abuelo permaneció más tiempo con nosotros, dándonos ejemplo de su saber estar y todo el cariño que un ser humano es capaz de dar a su prole. En este aspecto, creo tendrás también muy buenos recuerdos; quizás más, ya que con vosotros pasó sus buenas temporadas. Seguro que durante los largos atardeceres del invierno pasabais buenos ratos jugando a la brisca, el cinquillo o el tute, charlado o contando historias de otros tiempos.
Primo, te lo digo con todo el sentimiento del alma, tuvimos la suerte de tener unos abuelos maravillosos, nos quisieron y nos cuidaron; y, lo que es más grande todavía, nos dieron –en tu caso y en el mío- una madres, dos de sus hijas, que siempre nos estuvieron con nosotros y, por ello ahora que ellas no pueden cuidarse por si mismas, nosotros estamos ahí haciendo lo que nos corresponde, con amor y cariño, como prueba del buen hacer que ellos tuvieron con nosotros. Nuestro abuelo fue un gran tipo y, tanto él como la abuela, fueron buena gente.
Un abrazo muy fuerte para ti y tu madre, mi tía tan querida.
Sacó adelante a tres hijos varones y dos mujeres, todos ellos trabajadores también. Hay gentes más mayores que yo, que trataron y conocieron a los abuelos y a sus hijos; todos ellos me han hablado muy positivamente de nuestros abuelos y sus hijos: de lo sociables que eran, lo trabajadores, cariñosos, respetuosos y unidos que estaban. Los abuelos dieron cariño a sus hijos y éstos siempre estuvieron unidos; también sus nietos desparramados por el mapa, sobre todo los de más o menos mi edad (con los que más he compartido) siempre nos hemos querido y sentido como partes de un mismo conjunto: una familia.
Las circunstancias, huérfano muy joven, el menor de un montón de hermanos y con las pocas posibilidades que ofrecía nuestra tierra, optó por emigrar como ya habían hecho otros 4 de sus hermanos. Ellos fueron a Argentina, él a Cuba y después a Estados Unidos, pero acabó regresando y formar una familia con la abuela.
Tu que eres más joven, seguramente de la abuela tendrás menos recuerdos, si llegaste a conocerla ya sería bastante mayor –pues nos dejó pronto-; en cambio, el abuelo permaneció más tiempo con nosotros, dándonos ejemplo de su saber estar y todo el cariño que un ser humano es capaz de dar a su prole. En este aspecto, creo tendrás también muy buenos recuerdos; quizás más, ya que con vosotros pasó sus buenas temporadas. Seguro que durante los largos atardeceres del invierno pasabais buenos ratos jugando a la brisca, el cinquillo o el tute, charlado o contando historias de otros tiempos.
Primo, te lo digo con todo el sentimiento del alma, tuvimos la suerte de tener unos abuelos maravillosos, nos quisieron y nos cuidaron; y, lo que es más grande todavía, nos dieron –en tu caso y en el mío- una madres, dos de sus hijas, que siempre nos estuvieron con nosotros y, por ello ahora que ellas no pueden cuidarse por si mismas, nosotros estamos ahí haciendo lo que nos corresponde, con amor y cariño, como prueba del buen hacer que ellos tuvieron con nosotros. Nuestro abuelo fue un gran tipo y, tanto él como la abuela, fueron buena gente.
Un abrazo muy fuerte para ti y tu madre, mi tía tan querida.
hola primo, tengo la seguridad de que fue como cuentas. disfrute siendo pequeño de su compañía, tubo una gran influencia en mi educación y se hizo querer muchísimo, tenia 16 años cuando nos dejo, lo eche mucho de menos