Un verano muy lejano, recuerdos; no buenos ni malos, soez quizás o grosero: “Un apretón de tripas me llevo al casino de arriba, donde hacían baile; su nombre no recuerdo. Estaba a tope de gente y, en la urgencia eché apresurado el ánimo y entré ávido hacia el retrete; no tenía pestillo la puerta, ni papel higiénico; pero las circunstancias no me frenaron, ahí hice de cuerpo mientras, unos depravados, abrieron la puerta y rieron un rato los muy gamberros ¡Qué iba yo hacer ni decir! Seguí a lo mío. Son cosas de mi pueblo, gentes sin pudores y rebeldes en ciertos respetos.
Con cariño y algo de recelo ¡Me cago en aquel grupito que se quedo viendo!
Con cariño y algo de recelo ¡Me cago en aquel grupito que se quedo viendo!