LAGUNILLA: A mi también me alegra tenerte entre mis contactos...

MI LLEGADA A ECEIZA

Eceiza es el aeropuerto argentino de Buenos Aires. Tras doce horas de avión desde Madrid se llega con el cuerpo molido, recorrer catorce mil kilómetros sentado tiene ciertas incomodidades; sobre todo los pies. Se hinchan. Muchos pasajeros se quitan los zapatos y, como me sucedió a mí; luego cuesta ponérselos de nuevo. Pero, en llegando al destino, se anula estos lastres y son imperativos mayores el deseo de hallar a la familia esperando que salgas al encuentro tan anhelado desde hace ya días. Ahí estaban. Llevaban un buen rato viendo salir gente y más gente, desesperados por tanta espera; en nuestro avión volábamos más de trescientas personas, las mismas que se iban colapsando en la aduana incidiendo con otros vuelos que allá llegaban. Un buen rato en fila con pasaporte en mano para, al fin, dejarse abrazar y besar por los primos. Las maletas llegaron con nosotros. Nos preocupaba. Fue recogerlas y sentirnos cómodos.
Ya estamos caminando hacia el vehículo que nos llevará y, entre tanto, me cambia el primo José cien euros por pesos. Yo quería más pero tenían pensado que era bastante. En fin, no lo supe hasta que, contra mi voluntad; no me dejaban pagar nada.

Que emocionante, Pedro la vuelta seria mas triste para tu familia de Argentina, seguro que a ellos les hubiera gustado venir, pero cuando rehaces tu vida en otras ciudades o países es muy difícil volver a tus orígenes, porque si nacen hijos, ellos tienen trabajo y su vida allí. Tengo una curiosidad, ¿vistes a nuestra querida Ana Maria?. Muestranos alguna de las fotos, que seguro realizaste. Un beso

Querida Mily, no pude llegarme hasta donde Ana; vive lejos de Avellaneda y Berazategui. Unos primos de por allá se acercaron a conocerme. Mi visita era más familiar que turística y, por desgracia, los días muy limitados. Pude honrar con mi visita a las mitades de los primos, que no es poco.
Argentina es enorme, Buenos Aires está situado en una inmensa llanura que forma parte de lo que allí es La Pampa; un suelo sin piedras, muy verde; rodeado de inmensas fincas sin explotar. Hay cantidad de perros sueltos en las zonas colindantes que se nos cruzaban en la autovía y casi los atropellamos. Sus habitantes son acogedores, aunque existe un cierto temor a ser atracado y nadie luce joyas. Una de mis primas fue atracada en un semáforo a punta de pistola y, por ello, siempre nos llevaba con las ventanas subidas pese al calor que nos acompaño todos los días que anduvimos por la ciudad. Nos advertían de no llamar la atención con la cámara fotográfica y eso nos incomodaba bastante. Ya, en el avión, una señora que viajaba junto a mí; me preguntó si era oro mis anillos y la cadena. Le dije ¡Eso espero! Pues como oro me cobraron. Me aconsejó quitármelo y así lo hice antes de desembarcar. Las fotos que saqué aún no las he pasado al ordenador pero, si entras en mi página de facebook, verás muchas que me han pasado mis primos.
Volver a casa me causó un gran relax. Un abrazo.

pedro, leyendo algunas crònicas de tu viaje a las pampas, la verdad es que me haces reir con ese estilo descriptivo y casi burlòn... la verdad lo que te paso en el aviòn es cierto. La inseguridad nos tiene a mal traer, las joyas en la calle no existen y TODOS hemos sido asaltado alguna vez a punta des pistola.
Asi estamos y lo peor que no tiene visas de cambio, para nada, esta es la parte de la vida que nos ha tocado vivir. Y asì serà-Cuamto me alegro de tenerte como amigo forero virtual-La verdad me alegras y me alegran el diario existir-un abrazote para todos y en especial para ti y tu familia...

A mi también me alegra tenerte entre mis contactos y disfrutar de esas cosas que compartes en tu página. Una pena lo que estáis pasando con la inseguridad ciudadana por allá. Un abrazote desde Pamplona.