La estación
-Cuantas vivencias y anécdotas guardará esta estación! posiblemente a la generaciones que más impactó sean en la actualidad ancianos de muchos años, también a los de recién estrenados en la jubilación. Todavía hoy, y esto hace más de cincuenta años, podíamos ver desde el “Balcón de Extremadura”, aparecer, tras el embalse de la “Maside” una serpiente de humo diminuta, salir de Aldeanueva y recorrer el Valle del Ambroz, paralela a la N630 hacia el confín del valle, camino del sur. Los días de viento favorable y a pesar de la distancia, su ulular nos hacía constatar su presencia y admirarla desde las cancheras. Todo esto, antes de haber visto de cerca y subido a tan sorprendente tren.
Eran mediados de los sesentas, recuerdo un mes de Septiembre donde se fue abajo el sueño de unos amigos, decididos, sin reflexión, con el ímpetu de unos chavales de 16 años se les derrumbó ahí, en la misma estación!.
Al entusiasmo que siempre generaba las capeas del mes de Agosto se ilusionaron con la aventura de iniciarse en la profesión de “maletillas”, y con un magro atillo cada uno emprendieron el camino de la gloria hacia la profesión de toreros. Pero llegado el momento, apenas pasado tres días, se vieron con tan menguas provisiones y ante tan pronta necesidad de saciar el hambre, que discurrieron que el destino se les presentaba demasiado incierto para embarcar en ese tren.
Todavía hoy vive algún protagonista de esta historia y por muchos años!
Saludos.
-Cuantas vivencias y anécdotas guardará esta estación! posiblemente a la generaciones que más impactó sean en la actualidad ancianos de muchos años, también a los de recién estrenados en la jubilación. Todavía hoy, y esto hace más de cincuenta años, podíamos ver desde el “Balcón de Extremadura”, aparecer, tras el embalse de la “Maside” una serpiente de humo diminuta, salir de Aldeanueva y recorrer el Valle del Ambroz, paralela a la N630 hacia el confín del valle, camino del sur. Los días de viento favorable y a pesar de la distancia, su ulular nos hacía constatar su presencia y admirarla desde las cancheras. Todo esto, antes de haber visto de cerca y subido a tan sorprendente tren.
Eran mediados de los sesentas, recuerdo un mes de Septiembre donde se fue abajo el sueño de unos amigos, decididos, sin reflexión, con el ímpetu de unos chavales de 16 años se les derrumbó ahí, en la misma estación!.
Al entusiasmo que siempre generaba las capeas del mes de Agosto se ilusionaron con la aventura de iniciarse en la profesión de “maletillas”, y con un magro atillo cada uno emprendieron el camino de la gloria hacia la profesión de toreros. Pero llegado el momento, apenas pasado tres días, se vieron con tan menguas provisiones y ante tan pronta necesidad de saciar el hambre, que discurrieron que el destino se les presentaba demasiado incierto para embarcar en ese tren.
Todavía hoy vive algún protagonista de esta historia y por muchos años!
Saludos.