UN PASEO CON SUERTE
Un día salí de casa, no iba a pasear; iba como siempre, al trabajo nada más. Tras unas horas currando, llegó el momento del café. Para mí es un descanso, tomar aire y volver; un paseíto hasta el bar que jamás rechacé. Quemé un purito en ese rato mirando al suelo, muy cerca de mis pies ¡Caramba qué veo! Dos monedas encontré, cada una de un euro; gratis me salió el café. Ya, volviendo a la tienda llovía, una anciana trémula estiró su mano; pedía para comer. No pasé de la puerta. En sus manos las deposité y, mirándola a los ojos le dije: “Hoy tuve suerte, estas dos monedas encontré; pienso que no eran mías, que eran para usted.” Ella agradeció el gesto con los ojos humedecidos y me alegré.
Feliz Navidad paisanos.
Un día salí de casa, no iba a pasear; iba como siempre, al trabajo nada más. Tras unas horas currando, llegó el momento del café. Para mí es un descanso, tomar aire y volver; un paseíto hasta el bar que jamás rechacé. Quemé un purito en ese rato mirando al suelo, muy cerca de mis pies ¡Caramba qué veo! Dos monedas encontré, cada una de un euro; gratis me salió el café. Ya, volviendo a la tienda llovía, una anciana trémula estiró su mano; pedía para comer. No pasé de la puerta. En sus manos las deposité y, mirándola a los ojos le dije: “Hoy tuve suerte, estas dos monedas encontré; pienso que no eran mías, que eran para usted.” Ella agradeció el gesto con los ojos humedecidos y me alegré.
Feliz Navidad paisanos.