SI YO PUDIESE… MÁS NO PUEDO
He sobrevivido a una sociedad heredada tras una guerra civil, mis padres, orgullosos ellos; se jactaban de saber firmar ¡Qué gran logro! Y a penas se entendían sus forzosos trazos, siempre lentos; procurando que no se les desnivelasen los fonemas, que irían unos con otros parejos. No obstante yo fui a la escuela unos años, como algún que otro hermano; teníamos poco talento. Quizás porque el cerebro era estrecho y, pese a todo, quedaron algunos conocimientos. Somos gente de campo, de azadón y jumentos; de preocupaciones pobres, no como esos: los que suman de memoria, sin usar los dedos. Los libros requieren tiempo y, en casa no hay mucho; ni tampoco dinero. Decía mi padre, desde su monedero: “Estudiar es para ricos” - ¿Y nosotros que somos? Pensé luego. Entonces comprendí el porqué de tantas cosas que se me escapaban, aquellos desairados gestos; viví rodeado de dos España, la mía y la de ellos. Ahora, siempre que hablan los políticos, procuro saber ¿Qué España es la de ellos? Todos dicen bellas palabras; las escucho y sueño… ¡Padre ya somos ricos! Hubo unos años buenos con socialistas y se pudo hacer carrera, sentirnos tan iguales que, padre afirmó: “Ahora los pobres viven como los ricos de antes”. Teníamos coche, casa; se comía al capricho (no tanto cerdo) y, mira por donde, nuestros hijos hacían carrera; tenían talento. Ya no eran como nosotros (pobres borregos) ¡Demostrado! Puede ensancharse el cerebro.
Aquellos años borraron mucho analfabetismo en nuestra patria pero, porque somos así, un pueblo pícaro; algunos hallaron bonanza en las arcas comunales y se fue al carajo un prestigio.
He sobrevivido a una sociedad heredada tras una guerra civil, mis padres, orgullosos ellos; se jactaban de saber firmar ¡Qué gran logro! Y a penas se entendían sus forzosos trazos, siempre lentos; procurando que no se les desnivelasen los fonemas, que irían unos con otros parejos. No obstante yo fui a la escuela unos años, como algún que otro hermano; teníamos poco talento. Quizás porque el cerebro era estrecho y, pese a todo, quedaron algunos conocimientos. Somos gente de campo, de azadón y jumentos; de preocupaciones pobres, no como esos: los que suman de memoria, sin usar los dedos. Los libros requieren tiempo y, en casa no hay mucho; ni tampoco dinero. Decía mi padre, desde su monedero: “Estudiar es para ricos” - ¿Y nosotros que somos? Pensé luego. Entonces comprendí el porqué de tantas cosas que se me escapaban, aquellos desairados gestos; viví rodeado de dos España, la mía y la de ellos. Ahora, siempre que hablan los políticos, procuro saber ¿Qué España es la de ellos? Todos dicen bellas palabras; las escucho y sueño… ¡Padre ya somos ricos! Hubo unos años buenos con socialistas y se pudo hacer carrera, sentirnos tan iguales que, padre afirmó: “Ahora los pobres viven como los ricos de antes”. Teníamos coche, casa; se comía al capricho (no tanto cerdo) y, mira por donde, nuestros hijos hacían carrera; tenían talento. Ya no eran como nosotros (pobres borregos) ¡Demostrado! Puede ensancharse el cerebro.
Aquellos años borraron mucho analfabetismo en nuestra patria pero, porque somos así, un pueblo pícaro; algunos hallaron bonanza en las arcas comunales y se fue al carajo un prestigio.