¿Que será de Lagunilla de aquí a pocos años?
“La existencia de esa España menguante, que cada vez es mayor, o por lo menos más pobre, a nadie parece importarle mucho. Pues, mientras en Europa, de la que tanto se habla cuando conviene, los gobiernos intentan corregir las diferencias regionales y aun locales (quitando impuestos, primando a las empresas o creando simplemente infraestructuras), aquí se hace justamente lo contrario: apoyar a las zonas más fuertes y abandonar a las otras a su destino. O, peor: acelerando éste para que nadie se entere siquiera de que existen.”
Fiel reflejo de lo que pasa por nuestra zona, solo hay que pasear a diario por nuestro pueblo y los de alrededor para constatar lo evidente: apenas gente trabajando en su entorno (excepto en época de aceituna), numerosas casas cerradas, escuela menguante de niños cada año (hasta que no queden y se cierre).
Lejos de principales vías de comunicación y con deficiente carreteras de acceso no se ve en el horizonte ninguna iniciativa pública ni privada que remedie estas circunstancia y lo que es peor, ninguna política provincial que haga de estos pueblos atractivos para residir en ellos no siendo en vacaciones o verano.
Realmente con estas circunstancias tenemos para nuestro pueblo un futuro algo más que tenebroso sino se le pone remedio con algo más de urgencia.
“La existencia de esa España menguante, que cada vez es mayor, o por lo menos más pobre, a nadie parece importarle mucho. Pues, mientras en Europa, de la que tanto se habla cuando conviene, los gobiernos intentan corregir las diferencias regionales y aun locales (quitando impuestos, primando a las empresas o creando simplemente infraestructuras), aquí se hace justamente lo contrario: apoyar a las zonas más fuertes y abandonar a las otras a su destino. O, peor: acelerando éste para que nadie se entere siquiera de que existen.”
Fiel reflejo de lo que pasa por nuestra zona, solo hay que pasear a diario por nuestro pueblo y los de alrededor para constatar lo evidente: apenas gente trabajando en su entorno (excepto en época de aceituna), numerosas casas cerradas, escuela menguante de niños cada año (hasta que no queden y se cierre).
Lejos de principales vías de comunicación y con deficiente carreteras de acceso no se ve en el horizonte ninguna iniciativa pública ni privada que remedie estas circunstancia y lo que es peor, ninguna política provincial que haga de estos pueblos atractivos para residir en ellos no siendo en vacaciones o verano.
Realmente con estas circunstancias tenemos para nuestro pueblo un futuro algo más que tenebroso sino se le pone remedio con algo más de urgencia.
No sé si será o no significativo la evolución del censo electoral para hacernos una idea de cómo evoluciona la población de un lugar. El caso es que en las pasadas Elecciones Autonómicas y Locales del 24 de mayo, en lo que a Lagunilla respecta, era de 455 electores. Siete meses después, en el censo para las Elecciones Generales del próximo día 20 incluye a 443 electores; es decir, 12 menos. Ignoro si la diferencia es debida a gente que voluntariamente han causado baja por traslado a otras localidades o lo fueron por haber fallecido. Sea por una causa o por otra, es otro indicador que nos hace suponer que la población de nuestro pueblo mengua.
Por lo que al ámbito provincial respecta, la tendencia es la misma: en el mes de mayo eran 283.543 las personas con derecho a voto y ahora son 280.763; en este caso, la disminución es de 2.780 electores.
En ambos, observamos una caída de electores, aunque no sabemos las causas y tampoco tenemos datos para cuantificar cuantos son voluntarios y cuantos han fallecido. Sin embargo, creemos que la causa principal es la falta de renovación generacional: los mayores fallecen y no hay jóvenes suficientes para reemplazar las pérdidas.
Por lo que al ámbito provincial respecta, la tendencia es la misma: en el mes de mayo eran 283.543 las personas con derecho a voto y ahora son 280.763; en este caso, la disminución es de 2.780 electores.
En ambos, observamos una caída de electores, aunque no sabemos las causas y tampoco tenemos datos para cuantificar cuantos son voluntarios y cuantos han fallecido. Sin embargo, creemos que la causa principal es la falta de renovación generacional: los mayores fallecen y no hay jóvenes suficientes para reemplazar las pérdidas.