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LAGUNILLA: Me gusta esta mirada sobre el paisaje rural de mi infancia....

Silencioso, solitario y sin vida que lo alegre ha quedado el vetusto balcón. Ya nadie se asoma a su barandilla; no se escuchan risas ni llantos en su interior. Hace tiempo que las macetas floreadas, la ropa tendida y el gato de la casa abandonaron la protección de tan espléndido mirador. Ya no se cuelgan higos ensartados, ni pimientos o guindillas, nadie viene a extender sobre su piso las vainas con el grano de las alubias, los higos, cebollas ni otros productos de temporada que se exponían a secado en las alturas.
La cubierta protectora resiste el paso de tiempo cumpliendo eficazmente el cometido de su diseño. Luce “arrugas” propias de su longevidad, llevándolas con la dignidad que las circunstancias prodigan. Las en otro tiempo blancas paredes muestran en su cara el deterioro que sigue a la pérdida de sus habitantes. Estos, hace tiempo lo dejaron en su soledad, sin embargo espera el regreso humano que vuelva a alegrarlo y con su cobijo cumplir con su obligación.

Me gusta esta mirada sobre el paisaje rural de mi infancia. Una memoria fotográfica melancólica, bella! De quien conocimos esos menesteres cotidianos tan armoniosos en la rutina laboriosa de nuestro pueblo.