Es cierto que, a medida que el tiempo pasa y las visitas al pueblo se distancian, quienes nacimos y/o nos criamos en Lagunilla cada día nos encontramos más desubicados; nuestros familiares más directos han ido menguando; las personas que un día conocimos y tratamos han ido desapareciendo; los que allí todavía quedan, se han hecho mayores; sus recuerdos sobre los acontecimientos de nuestra infancia o los han ido acaecido después de nuestra partida, son distintos a los que nosotros recordamos. El vivir del día a día del pueblo y sus gentes lo desconocemos; sus cosas, muy de tarde en tarde nos llegan y cuanto nos es dado a conocer siempre nos llega incompleto o desvirtuado.
Nuestras particulares vidas nos han llevado a otros lugares, a veces muy distantes físicamente. Las comunicaciones y los medios de transporte han reducido tiempos y facilitados los desplazamientos. No obstante, hay casos en que la lejanía no es tanto física, como de poder o no acudir en fechas señaladas. Las familias que hemos formado tienen otras apetencias, deseos e intereses; el pueblo “no les tira”. Carecen de arraigo. Los trabajos también condicionan. Compatibilizar y concitar las voluntades de todos, no siempre es factible.
No obstante, quienes de una forma u otra tenemos nuestras raíces en este terruño meridional de Salamanca, siempre tenemos a nuestro pueblo en lo más profundo de nuestro ser; esperamos con ansiedad poder regresar aunque solamente sea una jornada, unas horas; volver a recorrer sus calles, respirar su aire, conversar con sus gentes, ver su progreso y abrazar a los seres queridos que todavía tenemos en él es nuestro mayor deseo.
A todos los paisanos y sus familias les deseo una Feliz Navidad y que el próximo 2017 se haga realidad nuestro deseo de regreso.
Nuestras particulares vidas nos han llevado a otros lugares, a veces muy distantes físicamente. Las comunicaciones y los medios de transporte han reducido tiempos y facilitados los desplazamientos. No obstante, hay casos en que la lejanía no es tanto física, como de poder o no acudir en fechas señaladas. Las familias que hemos formado tienen otras apetencias, deseos e intereses; el pueblo “no les tira”. Carecen de arraigo. Los trabajos también condicionan. Compatibilizar y concitar las voluntades de todos, no siempre es factible.
No obstante, quienes de una forma u otra tenemos nuestras raíces en este terruño meridional de Salamanca, siempre tenemos a nuestro pueblo en lo más profundo de nuestro ser; esperamos con ansiedad poder regresar aunque solamente sea una jornada, unas horas; volver a recorrer sus calles, respirar su aire, conversar con sus gentes, ver su progreso y abrazar a los seres queridos que todavía tenemos en él es nuestro mayor deseo.
A todos los paisanos y sus familias les deseo una Feliz Navidad y que el próximo 2017 se haga realidad nuestro deseo de regreso.
Totalmente de acuerdo con Jose Antonio. Y todo viéndolo año tras año, es una situación que hoy por hoy no se vislumbra un cambio a más población en toda esta zona de la sierra.
Saludos.
Manchega.
Saludos.
Manchega.