Alegría y emoción se concitan alrededor de este caballero del deporte y de la vida; cuestión esta que tuve oportunidad de comprobar hace un par de semanas (día 3 de diciembre) en el Palacio de Figueroa (Sede del Casino de Salamanca), donde se nombraban socios de honor a tres salmantinos que han llegado a la cumbre en sus respectivas ocupaciones profesionales: Ignacio Galán (Iberdrola), Juan José Hidalgo (Pepe Halcón) y Vicente del Bosque. Los tres recibieron su acreditación como socios y los tres tuvieron que hablar para los asistentes; de los tres, el que dijo cosas que llamaron más la atención de la gente, fue Del Bosque; también al que todo el mundo requirió para fotografiarse con él.
En su disertación nos recordó lo importante que es huir de las polémicas estériles, la necesidad de hacer piña y empujar todos en la misma dirección. Para él, según sus palabras, lo más importante durante su estancia al frente de la selección de fútbol fue que ante todo brillara la armonía, la solidaridad, el entendimiento, el compañerismo, el trabajo en común de quienes eran convocados, formar un grupo humano donde los intereses no fueran particulares sino del conjunto.
Siempre sonriente accedió a los requerimientos de quienes le estrechaban la mano y solicitaban se hiciera una fotografía con él. Desde los camareros que nos sirvieron la cena, a los altos gerifaltes de la ciudad, a todos atendió con una amplia sonrisa.
En su disertación nos recordó lo importante que es huir de las polémicas estériles, la necesidad de hacer piña y empujar todos en la misma dirección. Para él, según sus palabras, lo más importante durante su estancia al frente de la selección de fútbol fue que ante todo brillara la armonía, la solidaridad, el entendimiento, el compañerismo, el trabajo en común de quienes eran convocados, formar un grupo humano donde los intereses no fueran particulares sino del conjunto.
Siempre sonriente accedió a los requerimientos de quienes le estrechaban la mano y solicitaban se hiciera una fotografía con él. Desde los camareros que nos sirvieron la cena, a los altos gerifaltes de la ciudad, a todos atendió con una amplia sonrisa.