Ya son seis las personas que aparecen en la fotografía que nos han dejado. Poco a poco, nuestros seres queridos se nos van. Ayer, 27 de junio, fue Reyes (tercera sentada contando por la izquierda) la que se nos fue dejándonos doloridos y otro hueco imposible de llenar.
Era la hermana mayor de mi madre, a la que tanto quería y a la que tantos y buenos consejos pedía y recibía. Desde niña le tocó trabajar ayudando a Valentina, su madre, en la casa y cuidando de sus hermanos menores; al campo, con su padre y hermanos, también le tocó acudir en numerosas ocasiones. Trabajadora infatigable, cariñosa y acogedora. Respetada y muy querida por todos.
Con su marido Ángel (el primero de pie por la derecha) formaron y sacaron adelante una numerosa familia: Angelines, Ángel, Emi, Toñi, Juan Carlos, Isabel y Pilar, que con sus cónyuges, nietos y bisnietos lloran desconsolados su ausencia.
El vacío dejado entre quienes la conocimos es muy grande. Mis primos están tristes y la lloran. Nosotros, conocedores del dolor desgarrador que supone perder a la madre, nos unimos a ellos en ese íntimo sufrimiento. Sin embargo, la vida continúa y debemos seguir nuestro camino unidos; con la vista alta, mirando de frente y con la tranquilidad del deber cumplido. El amor que ella derramó es nuestro consuelo y nunca la olvidaremos.
A mis queridos primos, a todos los que la quisieron en vida, un abrazo muy fuerte
Era la hermana mayor de mi madre, a la que tanto quería y a la que tantos y buenos consejos pedía y recibía. Desde niña le tocó trabajar ayudando a Valentina, su madre, en la casa y cuidando de sus hermanos menores; al campo, con su padre y hermanos, también le tocó acudir en numerosas ocasiones. Trabajadora infatigable, cariñosa y acogedora. Respetada y muy querida por todos.
Con su marido Ángel (el primero de pie por la derecha) formaron y sacaron adelante una numerosa familia: Angelines, Ángel, Emi, Toñi, Juan Carlos, Isabel y Pilar, que con sus cónyuges, nietos y bisnietos lloran desconsolados su ausencia.
El vacío dejado entre quienes la conocimos es muy grande. Mis primos están tristes y la lloran. Nosotros, conocedores del dolor desgarrador que supone perder a la madre, nos unimos a ellos en ese íntimo sufrimiento. Sin embargo, la vida continúa y debemos seguir nuestro camino unidos; con la vista alta, mirando de frente y con la tranquilidad del deber cumplido. El amor que ella derramó es nuestro consuelo y nunca la olvidaremos.
A mis queridos primos, a todos los que la quisieron en vida, un abrazo muy fuerte