LAGUNILLA: Se extraña ver montar una bestia con su aparejo y transitar...

Se extraña ver montar una bestia con su aparejo y transitar por las calles del pueblo, es una imagen muy añorada; una vetusta llamada a los luengos recuerdos. Se echa en falta aromas, bramidos, cascotear de cuadrúpedos tempraneros; desgañitadores gallos; el sudor en las cuadras y las doradas parvas, jergones en desvanes bajo los secos pimientos. Humo que tinta los llares, vapores de pucheros; dormida la mirada cansada que disimula los sueños. Refugio de labradores, cabreros y vaqueros fueron, ya en el pasado, las brasas y braseros, despensa de patatas; matanzas, lagares y almahazaras, artesas de queseros. Una fecha para las ferias, los mercados y trueques... Campanas y chorizos en el caldero. Caldereta de cabra y cecina, coratos en el almuerzo.
Aviarse en la palangana era costumbre y limpio para la misa de la mañana luego, poco dura en el campo, los ratos de asueto.