Una vela, un quinqué dan luz, iluminan, permiten ver; en cambio, unos focos deslumbran, ciegan, dificultan la visión. El maestro está para ayudar a ver, no para cegar a sus discípulos. Los ideales de nuestro tiempo han quedado reducidos prácticamente al éxito económico,, algo que ha degradado las ilusiones, la dedicación, la gran aventura, la vida interior, en muchos casos, el componente misterioso, al que uno puede aproximarse, sin tener la seguridad de encontrar respuestas.