La
fuente de las monjas o simplemente " El
Caño" forma parte de un
barrio muy antiguo y especialmente querido para mí.
Recuerdo perfectamente fluir alegremente el
agua por el ca ño y de ahí caer abundantemente a la poza de lavar. A partir de aquí, una regadera serpenteante bajaba la
calle abajo hasta dar de bruces con las callejas de La Lisea, donde se unía a un arroyo que venía del Pasil, La fuente el Guijo... y seguía hacia las Pontecillas.
Esa fuente era y es el alivio de los vecinos y de sus
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