Manchega, no quiero que tomes mi comentario como un reproche, todo lo contrario, era simplemente animarte a participar como hoy lo has hecho ya que a los que escribimos con más frecuencia también nos gusta leer vuestros relato y pasar un rato agradable con ellos, además de ver las bonitas fotos que mandáis.
No tuve la suerte de pasar mi niñez en el pueblo como tú, Manchega, pero recuerdo haberle oído a mi madre muchas veces cómo llovía antiguamente el pueblo. Efectivamente podía pasarse lloviendo quince o veinte días seguidos y sin verse el sol, de ahí que dijeran algo así como que Lagunilla era el “orinal del cielo”, no sé si era exactamente esta la expresión. Los caños de las fuentes manaban abundantemente y por cualquier parte, en el campo corría un regato.
Yo recuerdo que siendo niña todavía era frecuente encontrar manantiales a ras de tierra en distintos lugares, como en la Garganta, donde nos acercábamos a beber el agua fresca y cristalina que cogíamos con las manos. ¡Qué tiempos aquellos en los que nada estaba contaminado!
Gracias Manchega por tu bonito relato y tus fotos. Sigue participando. Un saludo especial para ti y para todos.
M. P.
No tuve la suerte de pasar mi niñez en el pueblo como tú, Manchega, pero recuerdo haberle oído a mi madre muchas veces cómo llovía antiguamente el pueblo. Efectivamente podía pasarse lloviendo quince o veinte días seguidos y sin verse el sol, de ahí que dijeran algo así como que Lagunilla era el “orinal del cielo”, no sé si era exactamente esta la expresión. Los caños de las fuentes manaban abundantemente y por cualquier parte, en el campo corría un regato.
Yo recuerdo que siendo niña todavía era frecuente encontrar manantiales a ras de tierra en distintos lugares, como en la Garganta, donde nos acercábamos a beber el agua fresca y cristalina que cogíamos con las manos. ¡Qué tiempos aquellos en los que nada estaba contaminado!
Gracias Manchega por tu bonito relato y tus fotos. Sigue participando. Un saludo especial para ti y para todos.
M. P.