Es un
pueblo hortofrutícola, dedicado a la recogida de la
cereza, higos,
aceitunas y uvas.
Ya hay muchos bancales abandonados, pero aún subsisten algunos cultivos con toda clase de frutales (
olivo,
cerezo, vid, naranjo…) que se aprovechan de las extraordinarias condiciones climáticas de esta ladera orientada al sol sobre la que se asientan.
Conserva las
tradiciones agricolas ancestrales, utilizando burros en las labores, el pisado de la uva y el vareo de la
aceituna.
El folklore se refleja en sus
fiestas, donde las mujeres visten los
trajes típicos.
En
Semana Santa, se realiza el
via crucis, cantando canciones antiguas y llegando hasta el
calvario con los pasos a cuestas.
El hornazo es un
pan pascual, que se come cuando termina la Semana Santa; su masa es la misma que la del pan común pero además lleva aceite, lo que le da un
color amarillo a su miga, y azafrán, que intensifica este color ayudado por el pimentón del chorizo en la corteza; dentro, lleva un huevo, rodeado de capaúras (trozos, de un atado a otro de la cuerda) de chorizo, como si fuera una empanada; en ocasiones, se le añaden trozos de jamón y de lomo. Constituyen la merienda característica de las fiestas de Pascua.
Los dulces (nombre que reciben las pastas) se preparan para las fiestas patronales y las de mayor importancia. Los hay de muchos tipos; sus ingredientes más comunes son la harina, los huevos, la leche, la manteca de
cerdo, el aceite, el azúcar, el anís en rama... Reciben nombres como los de mantecados, bizcochos, turruletes, perrunillas, floretas, puchas, sacatrapos, etc., nunca faltando en convites de
bodas y
bautizos.
El Limón Serrano se toma en el tiempo invernal, desde que entran los
Carnavales hasta la Pascua; su ingredientes son naranjas, limones (uno por cada cuatro o cinco naranjas), huevos
cocidos, capaúras de chorizo, unos dientes de ajo (muy pocos) y vino (o vinagre), aceite y sal. Se trocean en un recipiente adecuado las naranjas, los limones y las claras de huevo, sobre ella se añade las capaúras trozeadas y fritas (se puede añadir también escabeche) y se pica, menudito, el ajo; las yemas se deshacen en el aceite (de freir las capaúras) y vino, y se echa todo en el cuenco en el que se halla lo troceado.
Un plato que nunca ha faltado en los banquetes de
boda, cuando las
comidas se realizaban en
casa de los padres del novio, ha sido el de las almondeguillas (albóndigas); incluso, tras la boda, para convidar a alguien que no hubiera sido invitado, se le llevaba a su casa un platito con algunas, para que las probara la
familia. Están hechas con carne picada (se mezcla la carne con jamón y tocino) y envuelta con huevo batido, miga de pan, ajo, perejil y sal; se fríen y luego se cuecen. El cabrito siempre ha sido y sigue siendo un manjar de días de fiestas y celebración; uno de sus guisos es el llamado cabrito cuchifrito; para prepararlo, se trocea el cabrito; se fríen trozos de ajo en una sartén con aceite abundante, que luego se retiran y se reservan; luego se fríen los trozos del cabrito y se colocan en una
fuente y, encima se les echan los ajos, con aceite caliente, y los sesos del propio cabrito, desleídos.