Hace años, en este preciso rincón se ubicaba la oficina de Correos de la localidad. El local era de propiedad privada y había también una vivienda que tenían alquilada los servicios postales para el director de la Oficina. El estado en que la conocí era lamentable. Con el tiempo, Correos se trasladó a unas instalaciones nuevas y el edificio quedó vacío. Más tarde, un particular compró la propiedad y la restauró; recuperada la nobleza de antaño, es una vivienda privada con su correspondiente patio al que se accede por una artística puerta enrejada.