La Casa de los Condes, uno de los edificios más emblemáticos de Lumbrales por su estructura y por la historia que encierra en su interior, se ha convertido en los últimos años en el centro histórico, cultural y turístico de la capital del Abadengo. Acoge la oficina de información del Territorio Vetón, los museos arqueológico y textil y una sala dedicada a Ricardo Pinto da Costa, el industrial portugués que fue uno de los promotores de la Línea del Duero, la vía férrea que comunicó la provincia de Salamanca con Oporto desde 1887 a 1985. Como reconocimiento a su involucración en este proyecto, Alfonso XIII le concedió el título de ‘Conde de Lumbrales’.
La casa es un palacio de estilo modernista colonial portugués construido en 1875 que consta del edificio central con la entrada principal en la Plaza de la Barrera y otra puerta por el hermoso patio modernista al que se accede desde la calle Pinto da Costa.
En la planta baja del edificio la decoración recrea la época de origen de la casa y en audiovisuales, que siguen la estética del cine mudo, se plasman los anhelos del Conde que fructificaron en la construcción de la citada línea del ferrocarril.
La primera planta alberga una selección de piezas del antiguo Museo Arqueológico de la Torre del Reloj, una exposición en la que se puede apreciar el contraste de los objetos e instrumentos de la Edad del Hierro con sus equivalentes en el mundo actual.
La casa es un palacio de estilo modernista colonial portugués construido en 1875 que consta del edificio central con la entrada principal en la Plaza de la Barrera y otra puerta por el hermoso patio modernista al que se accede desde la calle Pinto da Costa.
En la planta baja del edificio la decoración recrea la época de origen de la casa y en audiovisuales, que siguen la estética del cine mudo, se plasman los anhelos del Conde que fructificaron en la construcción de la citada línea del ferrocarril.
La primera planta alberga una selección de piezas del antiguo Museo Arqueológico de la Torre del Reloj, una exposición en la que se puede apreciar el contraste de los objetos e instrumentos de la Edad del Hierro con sus equivalentes en el mundo actual.