Malpartideños, hace unos días uno de ustedes y mío ha ido a descansar luego de 86 años de camino. Lo hubo hecho aquí, en Argentina, era un trabajador de ronca voz, con dos hijos, y era mi tío Alejandro Hernández Bautista, Hijo de Calixto Hernández Salinero y de Carmen Bautista. Con mi padre y tres de los seis hermanos vino a América para hacer la América y resultó que América lo hizo a él. Cuando os cuento estos sanguíneos caminos, me veo caminando por El Berrocal, y abrazando a uno de los árboles con los que el un mi abuelo alimentaba los cerdos con bellotas, esas encinas de corteza escrita con símbolos solamente humanos, marcadas por el derrotero de los malpartideños, como mi padre, por el sencillo andar de los pies campesinos, como mi padre, por la dulce mirada de los surcos en la voz de mi padre. Os dejo un abrazo. Hasta pronto.