Las cataratas de Niágara solo superan en 2 metros (alcanzan los 52) a los que forma el río Uces, afluente del Duero, en plenos Arribes, un territorio repartido entre Masueco de la Ribera y Pereña. La nube de vapor que rodea este paisaje emocionó de tal forma al mismísimo Miguel de Unamuno que el enclave cambió su nombre de Pozo de los Humos por el de Senda de Unamuno.