Ayer volví al pueblo. No se que instinto o guía encaminó mis pasos hacia el campo de futbol. Un cielo azul plomizo y frío abarcaba el horizonte.
Cincuenta años después volvía a pisar la yerba de aquel campo donde unos incipientes jovenzuelos pasábamos las tardes de domingo desafiando a equipos de pueblos cercanos. Mientras, en mi cabeza, la voz argentosa y tronadora de Carlos Gardel escanciaba mis recuerdos con su eterna canción.
Volver… con la frente marchita…
Por unos momentos volvimos a ... (ver texto completo)
Cincuenta años después volvía a pisar la yerba de aquel campo donde unos incipientes jovenzuelos pasábamos las tardes de domingo desafiando a equipos de pueblos cercanos. Mientras, en mi cabeza, la voz argentosa y tronadora de Carlos Gardel escanciaba mis recuerdos con su eterna canción.
Volver… con la frente marchita…
Por unos momentos volvimos a ... (ver texto completo)