El
paisaje urbano era “diferente”, las ciudades y las villas parecían islotes en medio del mundo rural, un entramado de
calle de trazado irregular, en su mayoría sin empedrar y en pésimo estado de uso y conservación, permaneciendo polvorientas en
verano y enlodadas en
invierno. Así el Príncipe D. Juan, hijo de los Reyes Católicos y Señor de la Ciudad, manda el 15 de Febrero de 1497, empedrar con
piedra menuda, a costa de los dueños de las
casas, la principal calle de la Ciudad, la Rúa de
San Martín.
... (ver texto completo)