Tengo 36 años. Y hoy, mirando atrás, y recordando gracias a esta página, me doy cuenta de lo mucho que le debo a Moronta. Pasé algunos de los agostos de mi infancia allí, no debieron ser mas de cinco o seis, pero os aseguro que marcaron toda mi vida, hasta el punto de reconocer que hoy en dia debo parte de mi carácter y de forma de ser a esos veranos.