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NAVAMORALES: Camino del Cementerio: Sí, el cementerio es el...

Camino del Cementerio:


Sí, el cementerio es el destino de nuestro último viaje. Es de todos. Y en éste de Navamorales yacen los restos de nuestros antepasados. Nuestro cementerio está ubicado en la parte alta del centro urbano; y desde su puerta se puede disfrutar de una buena panorámica de lo que es el casco urbano. También se divisa a la perfección, El Chorro y más allá del curso del rió Corneja, Las Cuestas. Por supuesto que un día despejado nos ofrece a la vista un bello espectáculo de la sierra de Gredos. ¡ Si pasas por allí con tu cámara, no dejes de hacer una foto panorámica! Los muertos pueden disfrutar de una vista fantástica.
El antiguo cementerio ha sido renovado en los últimos tiempos por dos veces casi consecutivas. La demanda de espacios para proceder a las inhumaciones de navamoraleños, con frecuencia fallecidos fuera del pueblo han invitado al consistorio a especular con el espacio santo del cementerio; cementerio o camposanto. El apego, de muchos exiliados del pueblo, exiliados por la necesidad y que no olvidaron nunca sus raíces, les devolvió la muerte, y no la vida a lo más íntimo de su tierra. Nunca mejor dicho aquello de que polvo eres y en polvo te convertirás; y además en el mismo lugar en el que les dieron luz a la vida. Es una bonita forma de cerrar el círculo.
La renovación, digo, ha dado paso a la ampliación, y sin ningún género de dudas a la especulación. Mira por dónde, el Ayuntamiento ha encontrado una suculenta forma de autofinanciarse, proporcionando, por otro lado una plaza de hospedaje con carácter definitivo a muchos que habiendo pasado casi toda su vida fuera del pueblo, no dejaron de estimarle nunca. Quiero creer que es esta la motivación mayoritaria de las familias de los múltiples entierros que en los últimos lustros se han producido en nuestro cementerio.
El último viaje se hace hoy, desde la iglesia al camposanto a través de un recorrido convenientemente asfaltado. Sencillamente nos hemos puesto a la altura de los tiempos. La fotografía recoge el último tramo, que nos muestra la puerta de entrada de toda la vida; aunque hoy existe otra por la orientación este, que permite incluso la entrada de vehículos.
No quería dejar de citar en esta crónica, el peligro que puede llegar a amenazar las cosas de toda la vida, como es el cementerio, cuando aparecen sobrevolando los ojos de los especuladores aunque estos tengan nombre colectivo o entidad jurídica significada: digámoslo con palabras llanas, el Ayuntamiento. Hace unos años se hicieron desaparecer un buen número de cruces, que eran el único vestigio que quedaba de personas que fallecieron hace más de cincuenta años. Se hicieron desaparecer, bajo la escusa que suponían un estorbo, puesto que venía apretando la renovación, las nuevas fosas; lo moderno en definitiva; y con esta escusa, unas desaparecieron, otras quedaron sepultadas por la máquina escavadora, otras se partieron, y en algunos casos, algunos optamos por rescatar la las garras de la especulación el último vestigio que quedaba de alguno de nuestros antepasados. Pero esas cruces pronto o tarde deberán volver allá de donde nunca debieron salir. O sea al cementerio.
No quisiera dejar de mencionar otra circunstancia no menos notoria y degradante; la especulación también se percató de que era más rentable construir, perdón enterrar, a lo alto. Incluso oí a alguien argüir que era mucho más limpio. Como si los muertos necesitaran estar más o menos limpios. Yo echo de menos, y mucho el origen, y la sustancia en que consistían los cementerios, (terreno, generalmente cercado, destinado a enterrar cadáveres)... Hoy, la búsqueda del más sustancial rendimiento lleva a amontonar los cadáveres, crecimiento en vertical. No me imagino a ningún loco tratando de construirse en rascacielos en Navamorales, ¡ ¡vaya, por hoy! Digo más, en el pueblo, de siempre, los cadáveres se “enterraban”; ¡ cómo hemos progresado!
Y si me permiten otra maldad, cuando paseo por las inmediaciones, observo un buen número de cruces o estandartes que parecen competir por, a ver quién la tiene más larga. ¿ Nos proyectamos los vivos, acaso a través de las tumbas de los muertos?. El mármol lustroso, brillante, ha sustituido a la piedra de granito que constituía la sencilla, pero eterna cruz de hierro forjado que a las autoridades les parecía decadente y obsoleta. ¡ Viva el cementerio!