Cada día quedan menos construcciones de tipo tradicional por nuestros
pueblos, y buena parte de ellas, en tan lamentable estado como esta de la
fotografía. La aspiración por tener más cómodas y modernas viviendas, la despoblación del mundo rural, la falta de normativa que preserve lo tradicional y los nuevos y más baratos materiales de construcción, hacen que cada vez se parezcan unos pueblos a otros y que el patrimonio que cada lugar atesora y que lo hace distinto, esté cada vez mermado y en riesgo
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