Qué penita, penita, pena. Nunca pensé que los paradinenses fuerais tan poco inteligentes. Menos mirar la espiga en el ojo ajeno y más mirarse uno mismo al ombligo, que de vez en cuando no viene nada mal para darse cuenta de que uno mismo es quien mas tiene que callar.
Ninguno nos salvamos queridos todos...Todos, cada uno a nuestra manera, contribuimos a que el pueblo vaya de mal en peor.
Ninguno nos salvamos queridos todos...Todos, cada uno a nuestra manera, contribuimos a que el pueblo vaya de mal en peor.