¡Hay que volver a PELAYO!
Aunque puede parecer un pueblo sin vida por la poca gente que vivi allí, la realidad es muy distinta. Pues una vez que entras y empiezas a patear las calles te das cuenta de que la gente se mueve. Sus habitantes son muy acogedores. Y si eres del pueblo y ya casi no te acuerdas de la gemnte porque hace mucho que no vives allí, no te apures, en muy poco rato te informan y te colocan en tu familia y hasta te cuentas anácdotas de cuando eras un chiquillo
Correteando por la plaza y de cuando ibas a la escuela. ¿Te acuerdas de de. Jenaro, el maestro? Yo sí.
Aunque puede parecer un pueblo sin vida por la poca gente que vivi allí, la realidad es muy distinta. Pues una vez que entras y empiezas a patear las calles te das cuenta de que la gente se mueve. Sus habitantes son muy acogedores. Y si eres del pueblo y ya casi no te acuerdas de la gemnte porque hace mucho que no vives allí, no te apures, en muy poco rato te informan y te colocan en tu familia y hasta te cuentas anácdotas de cuando eras un chiquillo
Correteando por la plaza y de cuando ibas a la escuela. ¿Te acuerdas de de. Jenaro, el maestro? Yo sí.