Este tajo tiene
historia, empezando porque está hecho de un tronco de madera, siendo labrado con aquellas manos que tenía mi abuelo Aquilino, para que sus nietos pudieran sentarse en la cocina al lado de la lumbre de paja, sobre todo en aquellos
inviernos tan fríos, y al ser tan pequeños, siempre nos poníamos delante de los mayores y así poder estar todos al lado de la lumbre.