A MI TAMPOCO.
Dos
amapolas y media docena de margaritas acompañadas de cuatro yerbajos expresamente colocados en primer plano, al realizador de semejante "atrezzo", en este caso mi
amigo Adrián, obviamente a él no le gusta. Ni a él ni a nadie. A mi, tampoco. El contraste, expresante buscado, indudablemente es insultante.
Semejante esperpento, deforme y con arrugas, al que además parece que le cortaron los brazos dejándole dos muñones en su lugar, no sólo resulta horriblemente feo sino que,
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