TAN TRISTE COMO LAS RUINAS DEL MOLINO DE LA CONCHA.
En datos del Instituto Nacional de Estadística, nuestro pueblo tiene actualmente una población de 274 habitantes, y la curva demográfica de la misma arroja un resultado descendente rayano en lo alarmante pues éste es inferior al número de habitantes que existía en el año 1900, es decir, de hace más de un siglo, y que, a pesar de la penuria económica de aquella época de principios del siglo XX, y, sobre todo teniendo en cuenta el alto índice de mortandad infantil infinitamente más elevado, la población ya era superior a la actual, concretamente de 418 habitantes. La evolución posterior continuó en paulatino aumento hasta alcanzar la cúspide en el año 1950, que fue de 748 personas, pero de inmediato, a partir de ese año, inicia el peligroso declive.
La curva demográfica que facilita el mismo Instituto, es suficientemente expresiva del rápido declive de la población a partir de su punto álgido en 1950, pues de 748 habitantes ha pasado en el año 2009, a tan sólo 378. La disminución durante ese período es de prácticamente de más del 40 por ciento. Y si observamos la pirámide expresiva de la edad, comprobamos que en el tramo comprendido entre los 60 y los 75 años, se encuentra el mayor grupo de personas con diferencia.
Este sombrío panorama no parece tener retroceso pues es un fenómeno que se repite en toda la España rural, al menos en la comprendida en núcleos de población inferior a 5.000 habiantes, los cuales, por obvias razones, suelen tener, más o menos, vida propia (sanidad, enseñanza, infraestructuras de todo tipo, nivel económico suficiente del Municipio para la dotación de los servicios públicos esenciales acorde con el nivel de vida del presente siglo XXI, etc. etc.).
Esta triste realidad sólo podría interrumpirse si se produjera el milagro de la aparición de uno o varios mecenas que se decidieran a montar una industria arriesgando capital, cuya materia prima la tiene en la comarca en abundancia, cual es la derivada de la producción agrícola, fundamentalmente trigo y otros cereales, o bien de la ganadería que igualmente cabría explotar industrialmente. Ya sé que éstos son sueños, y los sueños, como dijo el clásico, sueños son. Pero yo me pregunto, ¿acaso no podrían constituirse en cooperativa los actuales agricultores transformando la materia prima que cosechan en productos manufacturados (y los hay en cantidad), de forma que ello supusiera un revulsivo tanto para conseguir trabajo y empleo, y por tanto, riqueza y bienestar como para atraer a todos los povedanos que abandonaron su lugar de origen?. Ejemplos los hay por ahí.
En suma, que en estos momentos, la situación poblacional povedana es tan triste en cuanto a su número (¡ojo!, no en otros valores) como la que reflejan las ruinas del molino de la Concha. Saludos atentos a todos, para los que se quedaron y para los que se fueron..
En datos del Instituto Nacional de Estadística, nuestro pueblo tiene actualmente una población de 274 habitantes, y la curva demográfica de la misma arroja un resultado descendente rayano en lo alarmante pues éste es inferior al número de habitantes que existía en el año 1900, es decir, de hace más de un siglo, y que, a pesar de la penuria económica de aquella época de principios del siglo XX, y, sobre todo teniendo en cuenta el alto índice de mortandad infantil infinitamente más elevado, la población ya era superior a la actual, concretamente de 418 habitantes. La evolución posterior continuó en paulatino aumento hasta alcanzar la cúspide en el año 1950, que fue de 748 personas, pero de inmediato, a partir de ese año, inicia el peligroso declive.
La curva demográfica que facilita el mismo Instituto, es suficientemente expresiva del rápido declive de la población a partir de su punto álgido en 1950, pues de 748 habitantes ha pasado en el año 2009, a tan sólo 378. La disminución durante ese período es de prácticamente de más del 40 por ciento. Y si observamos la pirámide expresiva de la edad, comprobamos que en el tramo comprendido entre los 60 y los 75 años, se encuentra el mayor grupo de personas con diferencia.
Este sombrío panorama no parece tener retroceso pues es un fenómeno que se repite en toda la España rural, al menos en la comprendida en núcleos de población inferior a 5.000 habiantes, los cuales, por obvias razones, suelen tener, más o menos, vida propia (sanidad, enseñanza, infraestructuras de todo tipo, nivel económico suficiente del Municipio para la dotación de los servicios públicos esenciales acorde con el nivel de vida del presente siglo XXI, etc. etc.).
Esta triste realidad sólo podría interrumpirse si se produjera el milagro de la aparición de uno o varios mecenas que se decidieran a montar una industria arriesgando capital, cuya materia prima la tiene en la comarca en abundancia, cual es la derivada de la producción agrícola, fundamentalmente trigo y otros cereales, o bien de la ganadería que igualmente cabría explotar industrialmente. Ya sé que éstos son sueños, y los sueños, como dijo el clásico, sueños son. Pero yo me pregunto, ¿acaso no podrían constituirse en cooperativa los actuales agricultores transformando la materia prima que cosechan en productos manufacturados (y los hay en cantidad), de forma que ello supusiera un revulsivo tanto para conseguir trabajo y empleo, y por tanto, riqueza y bienestar como para atraer a todos los povedanos que abandonaron su lugar de origen?. Ejemplos los hay por ahí.
En suma, que en estos momentos, la situación poblacional povedana es tan triste en cuanto a su número (¡ojo!, no en otros valores) como la que reflejan las ruinas del molino de la Concha. Saludos atentos a todos, para los que se quedaron y para los que se fueron..