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POVEDA DE LAS CINTAS: NO PODRÍA NEGARME....

NO PODRÍA NEGARME.

Como cuestión previa debo señalar que mi amigo Pinxo me invita a que hable algo del barrio en el que él vive, es decir, del denominado calle "Manolete"· y, naturalmente, no puedo rechazar tal invitación pues no en vano a lo máximo a lo que yo podría aspirar como futuro empleado de esa macro-cooperativa avícola en ciernes, dada la crisis actual y la circunstancia de que en esta magna aventura se postula según todas las encuestas como el más firme candidato a ocupar la Presidencia del Consejo de Administración, es obvio que yo confío en que, una vez en tal cargo y con tales poderes, tenga a bien acordarse de este viejo amigo y me nombre Conserje de la Institución con derecho a librea de paño adquirida en el Corte Inglés, ribeteada con botones dorados que lleven en relieve la efigie en cada uno de ellos la cresta del gallo "Macario", a fin de introducir a los futuros clientes y dignatarios que visiten las instalaciones, que lo sean acompañados con la dignidad y el boato que la "Gran Cooperativa Povedana de Avicultura" merece.

Ciertamente tras la gran operación "Macario" parece que hablar de la calle Manolete como tema estrella nos deja un tanto obsoleta la definición que de la misma cabe hacer. De entrada, si mal no recuerdo, hoy aparece esta calle, según la foto, totalmente desfigurada al haber desaparecido las aantiguas edificaciones, haberse urbanizado, aceras, etc.; no obstante, creo recordar que por el este -única parte que de la misma se ve- se inicia en la calle Real, a continuación se eleva un tanto suavemente y termina, por el otro extremo, en la confluencia que forman, la que por la izquierda se iniciaba con la vivienda que fuera de Atanasio Rodero, y por la deecha, con la de Román Hierro, ambos posiblemente fallecidods ya.

Como célebres personajes habitantes de la misma, creo recordar que el que ocupaba la primera vivienda iniciando el recorrido desde la calle Real hacia arriba, era el que fue Gran Sacristán de la Parroquia, Felipe, personaje que yo admiraba pues se sabía de memoria todos los cánticos de la liturgia eclesiástica en latín macarrónico, de tal forma, que en estos menesteres se desenvolvía mejor que el propio Cura Párroco. Bien recuerdo yo ahora, dada la proximidad del Día de los Santos, que en ese 1º de noviembre, en Poveda se realizaba la visita verpetina al cementerio para rezar, y Felipe, acompañado del Párroco, llevaba el mayor peso en la ejecución de los cánticos litúrgicos solicitados por los vecinos que tenían deudos en él, obviamente gregorianos, alrrededor de cada tumba. Las tarifas, a base de 2 pesetas el más caro, que era aquel que comenzaba con el "Liberame Dómine, de morte eterna"; Por 1 peseta, el "Recorderis"; Por 50 céntimnos el "Qui Lazarum"; Por 25 cénimos "el Memento Video", y por 10 céntimos (una perragorda de la época), sólo un pequeño rezo de unos segundos de duración. Rotundamento verídico.

Como éste es sólo el inicio del relato "Manolete", permíteme, amigo Pinxo, que deje para otro día otras historias sobre los vecinos que la habitaban, mucho más interesantes que el relato descriptivo de la misma". Semejante denominación, dicho sea de paso, ignoro los motivos para designarla así salvo reminiscencias taurinas que se adjudican a la misma toda vez que, supongo, lo de "Manolete" se refiere a la memoria de aquel famoso diestro cordobés llamado Manuel Rodríguez, gloria de la tauromaquia española, muerto en la plaza de Linares (Jaén), en el año 1947, por un toro de Mihura signado como "islero", salvo que yo esté en un error que Pinxo me aclarará.

Saludos cordiales y efusivos para los integrantes de la Cooperativa y para cuantos se integren en ella a continuación.